“Morir aquí no es morir allá”.
Gerardo Arana
Según los reportes médicos las sobredosis de medicamentos son un eufemismo no forzado para referirse al suicidio. Gerardo Arana, joven poeta mexicano, fue encontrado muerto en su departamento, con tan sólo 25 años, el 29 de abril de 2012. Fue licenciado en Lenguas Moderas, ejerció como profesor de Español e Historia en una secundaria queretana; sin embargo, su verdadera pasión fue la escritura, misma que lo llevó a acercarse a la poesía, cuento, novela y dramaturgia.
De Gerardo Arana se dice que era alguien extrovertido, ansioso y obsesivo; lo mismo escribía que actuaba, editaba, grababa, pintaba o enseñaba. Estaba dispuesto a llamar la atención y a devorar por medio de su universo artístico el mundo entero. Aunque su brillo aún se confunde con el de otros contemporáneos, su obra ya es reconocida a tal punto de ser considerado uno de los 20 mejores escritores mexicanos menores de 40 años, quienes a su vez conforman el libro “México20”.
“La copiadora imprimía hojas negras. Hoja negra sobre hoja negra. Tóner estropeado. Narrador abducido. Guillotina precipicio. Software maligno. Cortocircuito. Estallan los teléfonos negros. Las baterías derraman litio. Los niños se envenenan. Nada volverá a crecer en los baldíos. Norton ha encontrado un virus. La mente pierde proporción. Impasible lógica de combinaciones. Desarmar una bomba de relojería. Resolver el crimen. Cortar el cable rojo. Continuar con la narración. Quedan tres vidas. El agua sucia se espuma. Espuma veneno. Amonio y cianuro. Se derriten los dientes. La copiadora no se detiene. Todo se va a la izquierda. Mi mente descompone la escena. Tiempo real degenerado. Castillo hechizado. Luz negra. Usted no se atreve a terminar mi novela. Mientras lee será asesinado. Se lo dice el autor. El hombre que regresó del infierno con un desarmador”.
De “Meth Z” (FETA).
Su escritura, quizás, es difícil de digerir, es sucio, inmoral y provocador e incluso muestra una personalidad autodestructiva. Repleto de neologismos, aborda temas como la pornografía, el sexo, la muerte y las drogas. Pero no era un escritor limitado a una sola línea, también se permitía momentos de tranquilidad contemplativa. Era, después de todo, un escritor con una prosa que avanzaba por distintas dimensiones, en los que ignoraba los límites de tiempo y espacio, los límites de toda su realidad.
“Mi accidente
Mi Rolls Royce estrellado
En la copa de un árbol
Pienso en ti
Y mi pecho se abre
se abren dos boldas de aire
La copa estalla
La copa astilla
Dos bolsas de bosque
Muchas hojas
Muchas novelas
Novelas beca
No velas
Para vivir con quien uno ama
Vivir sin velas
Un año viviendo del estado
El estado perfecto
Haciendo nada
Ahora que lo pienso
Ahora que lo digo
Ojalá el gobierno
me diera una beca
Y me prestara
un bosque
para escribir contigo
para escribir poemas
para escribir novelas
donde podamos
llamarnos Itzel
cada que escribimos
(…)
Cómo me gustaría escribir un diccionario contigo
Cómo me gustaría fundar un museo contigo
Cómo me gustaría engañar a un país contigo
Cómo me gustaría besarme contigo
Cómo me gustaría escribir un libro de historia contigo
Cómo me gustaría desvelarme contigo
Puta madre, cómo me gustaría desvelarme otra vez contigo
Desvelarme contigo y hacerte diez preguntas
¿Dónde nos desvelaríamos?
En una cama que tenga la importancia
suficiente para ser considerada un país
con su himno nacional y su historia y sus héroes y sus asesinos
Con sus bosques y sus costumbres
Una cama importante. Nuestro país
Imagínate, Itzel:
Tú e Itzel tienen un país”.
Fragmento de ‘Ojalá el gobierno me diera una beca’.
Entre sus obras más destacadas están las novelas “La máquina de hacer pájaros”, “Meth Z” y el inconcluso “Pegaso Zorokin“. Tres propuestas que son necesarias ser exploradas, y permitir que entren a nuestro organismo como si se trataran de una droga literaria que nos ofrece un mundo ambiguo.
Entre su obra poética, se encuentra “Bulgaria Mexicali”. El estilo atrevido de Arana se libera y toma, al fin, una forma entre todo ese aparente desorden de personajes y lugares. La imagen mental y la ilustración se devienen y anticipan una a otra para formar las imágenes que hacen posible su poesía:
“En un país despiadado y terrible.
En un país con miles de muertos.
Vivía un poeta cristiano:
—¿Dios vive en los delincuentes?
—Sí
—¿En los asesinos?
—Sí
—Y qué está esperando
—A transformarse
En qué.
En nosotros”.
*
‘Primer Imperio. Segundo Imperio. Tercer Reich’
Seguimos vivos. Vimos violentos.
Vivos vivos entre muerte muerte.
Entre miles y miles de muertes.
En el norte, en el sur.
En el sur norteño.
Jesús norteño.
Un ladrón a cada lado.
A punto de ser separados.
Sí, allá en el cerro mataron a un hombre inocente.
A dos criminales.
No sabemos quién estaba
del lado de quién.
*
“México. Cráter del continente.
México. Cruz y calvario.
México. Paso prohibido.
México. La tribu de Dimitrov.
México. Campo de tiro.
México. Muerte en accidente automovilístico.
México. País desencadenado.
México. Se gizo alegre.
México. Poema para Bulgaria.
México. Canciones a la patria.
México. Panteón extravagante.
México. En el bosque de Lopian.
Novia enlutada.
BULGARIA.
País de poetas fusilados.
México. Obra en dos tomos.
México. Obra escogida.
México. Buenaventura.
México. Gente muy blanca.
México. Camino de tierra.
México. Ombligo de la luna.
México. De costa a costa.
México. Bautismo de fuego.
México. Poema Septiembre.
México. Camino de Tierra.
Carretera desierta
antes del crimen”.
(Fragmento)
De “Bulgaria Mexicali”.
En este poemario Gerardo Arana corta con violencia las latitudes de dos mundos aparentemente distintos, y los une según sus particularidades. La poesía se vuelve un devorador que destruye todo a su paso mientras deja tras de sí la creación de una nueva unidad. Bulgaria, México, Geo Milev y López Velarde son los protagonistas de un mundo frenético concebido por Arana. A su vez, se exhibe una crítica a la ola de violencia que se experimentaba en las regiones de México en el momento en que fue concebido el libro, misma violencia que hoy prevalece junto con su obra en un rincón en el que, a veces, es el foco de atención y otras sólo una sombra más en un país lleno de árboles de muerte.
Se llevaron a un poeta.
A las montañas en corcel negro.
Le escribieron un mensaje en el pecho.
NO ERA UN POEMA.
Gerardo Arana también tuvo un proyecto que consistía en crear una película de un hombre que es un libro, en el que nosotros seríamos los actores secundarios y el hombre-libro-muerto el protagonista de una década que se olvida pero que nos espera a la vuelta de la esquina; sin embargo, no pudo concluirlo.
Muchos de sus textos, grabados, murales y grabaciones se pueden encontrar en Internet, y reflejan la inquietud que este poeta sentía, misma que nosotros experimentaremos al conocer su obra.
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Para conocer más de la obra de este poeta, visita:
Poesía Mexa.
Las ilustraciones que acompañan al texto pertenecen a Saúl Galo, seudónimo de Gerardo Arana.