El siguiente poema va de la boca al amor; continúa leyendo…
Si besara sus labios, estoy segura que no despegaría los míos de los suyos.
He pensado mil planes maquiavélicos para abordarlos: lento y salvaje, fuerte y despacio, blanco y negro, para después bebérmelos, comérmelos, contemplarlos.
Tocarlos con las yemas de mis dedos, con la punta de mi lengua o de mi nariz, con mis dientes sobre ellos.
Sentirlos como si me recorrieran las espalda, como si los tuviese entre las piernas, detrás del oído, en mi cuello, en el pecho.
He planeado tomarlos por sorpresa para hacerlos míos, entre líneas, entre luces, debajo de la lluvia, detrás de las puertas, debajo de las sábanas.
He planeado besarlos para alojarme lentamente en su sistema, para que usted quiera morder los míos y alojarse en mi sistema también y crear un universo en conjunto.
Los quiero en la cama, los quiero en el brunch, los quiero en mi almohada; los quiero en nuestras charlas, los quiero conmigo.
En nuestra historia.
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Puedes crear la historia de un cuerpo a partir de sus pedazos, con la Dialéctica del tacto, y la Necesidad de adjetivar aquellos amado y deseado, siendo la poesía un vehículo para hacerlo.