Ojalá probaras mi amor
antes de equivocarte,
o antes de hacer lo correcto,
antes de continuar caminando
y disimular detrás de la cortina
que has encontrado placer
en un romance que no te acaricia
los claveles de los hombros
con el aliento de una palabra precisa
que le recuerde a tu oído
tu origen de ninfa.
Ojalá probaras mi amor
porque yo he sanado,
porque no me aquejo
ni sufro trastorno por aferrarme,
sobre todo porque estoy dispuesto
a enamorarte,
a enamorarme,
a suceder:
contémplame como cuando el mar
vio al sol por primera vez,
deja que amanezcan mis intenciones.
Ojalá probaras mi amor;
ya anunciaste muchas veces
tu partida entre tantas decepciones,
y yo he preparado mi tacto
con cautela para hacerte
sentir que vives,
y te contagio los rayos de mi estela;
mira mis ojos,
se llenan de tanto fuego al verte
que podría incendiar a las estrellas.
Lee más de autor.