Ojalá te mueras de hoy en hoy,
que los ladridos te perforen los oídos,
te carcoman la cordura.
Ojalá sufras más de lo que he sufrido,
que en las noches no encuentres descanso
y no haya, sino su ladrido,
su alarido de adiós.
Ojalá en la cocina te rasguñe la espalda
y gires y te halles sola y loca.
Que te siga al mercado,
a la tienda, a la iglesia,
a los cumpleaños, a tu muerte misma.
Ojalá tu muerte no sea espontánea,
pasiva como la que llega mientras duermes;
que sea una muerte silenciosa,
que nadie vea que a diario te mueres
y tus ojos de horror sean ignorados,
y los ladridos los escuches tan cerca
que intentarás recoger los pies
porque crees que te morderán.
Que tu dentadura sea inservible
de tanto que la rechinas en las noches
que no podrás dormir.
Ojalá, ojalá.
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Los siguiente poemas punks te demostrarán que aún eres muy joven para morir.
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Samuel Brunner.