Hay personas que llegan y, aunque no estén más, siempre serán parte de nuestra historia, este poema nos lo recuerda; continúa leyendo…
Ahora vivo en un mundo terrenal y ordinario 24/7, con un empleo de 8 a 6, ropa formal, junta los miércoles y ensalada sin aderezo para no engordar; maquillaje, protector solar, gimnasio los lunes, jueves y viernes, una siesta antes de ir a bailar —porque el cuerpo ya no soporta tanta desvelada—, un clóset lleno de “me lo pondré el próximo verano”, “me recuerda a la escuela”, “soy incapaz de regalarlo” y complejos. Sola, bueno… con mi padre y madre separados, un par de hermanos… sola, estoy aquí en medio de la limusina naranja…sola…en medio de un auto lujoso alquilado por mi móvil…sola…caminando deprisa porque en ello se me va la vida…pero no siempre fue así.
La ciudad más grande del mundo, millones de habitantes, miradas, roces, cafés, ojos,
bla-bla-bla y ninguno me llena, ninguno completa mis frases como lo hacías tú…tú… o tú.
Pedí un hermano y una mascota a los ocho años, mi abuela, llena de ternura y sabiduría, me dijo que mejor pidiera un juego de mesa, un rompecabezas o un telescopio, ya que solicitar algo “vivo” es un pedido sin garantía y sin devolución, ser de la misma sangre no garantiza llevarse bien con el otro, ser dueño no te hace indispensable. Me explicó que las almas gemelas llegan solas y se quedan como profundas cicatrices en el alma, estamos destinados a encontrarlas y a perderlas en un abrir y cerrar de ojos; las perdemos por distraídos, estúpidos u ocupados, por otras personas en las que depositamos nuestra necesidad de amor y afecto como si ellas no nos lo dieran incondicionalmente, esas almas gemelas se llaman AMIGOS.
No hay “mejores amigos” ya que esto supondría que los otros son peores o menos valiosos; son tus amigos, conocidos o desconocidos. NO hay más.
Mi abuela rió y corregí mi pedido invernal a un juego de química y un turista mundial y, como si se tratara de una premonición, comenzaron a aparecer entes sacados de otra realidad con coletas y uniforme; comenzaron las travesuras, las confidencias y las diferencias que, irónicamente, pienso ahora, de niño te unen y de adulto te separan. Recuerdo cada uno de sus nombres y porqué dejamos de ser amigas, o quizá sólo nos alejamos por mandato del Universo o no había más que aprender y compartir. Cambio de escuela, de residencia, de salón en quinto grado, de cuadra, la pelea de mis padres, el curso de verano, mi decisión de profesión, mi pareja en turno, el trabajo… fueron muchos los factores que abrieron la brecha y nos alejamos…o nos dimos un tiempo.
Nadie logra lo que esas personas hicieron en mí; ahora que en esta soledad puedo ver el pasado sin rencor, ellas son como agua fresca al cuerpo, entran fácilmente un día de verano y refrescan tu memoria, pues tienes que contarles los detalles de tu vida y en cada plática dejas un pedazo de ese pasado que vas cargando y te vuelves ligera.
Antes de juzgar las escuchas despacio, a corazón abierto y comienzas a visualizarte en sus ojos, entiendes sus gestos y sus reacciones, no los justificas, no los tachas de inmorales o bobos, sólo los entiendes.
Cuando tienes una verdadera amiga sientes como si nunca fueras a conocer a nadie como ella, que jamás nadie te ha entendido así, que es la persona que te hacía falta para entender la vida, ese otro punto de vista para no regarla. Lo peor del caso es que nos han vendido la idea romántica de que eso, ser feliz con alguien, sólo te pasa cuando amas a otra persona y te acuestas con ella, pero a ella, tu alma gemela, también la amas.
Yo, como muchas personas, me arrepentí de la distancia que impuso la inmediatez del mundo en que vivimos; me arrepentí de perder a esas almas gemelas a las que todos los días les prendo una vela, pues a algunas las conocí antes de que la tecnología llegara a mis manos y no he vuelto a saber de ellas.
Recurro al Universo, no por esta soledad que siento hoy que me subí al mundo y metí el freno de mano para recordarlas y honrarlas, sino porque deseo, a corazón abierto, su felicidad; da igual cómo terminamos, cómo comenzamos, quién se alejó primero, cómo sucedió; si me odiaba su novia o novio, si mis padres las consideraban una mala influencia, si fue el trabajo o una mala racha de mi actitud que a veces es de la chingada…quiero que sean felices, poderosas y que si un día nuestros cuatro ojos se envuelven en una mirada me sonrías por lo bueno que hice por ti aunque sólo haya sido mi maldito mal ejemplo que, dentro de la locura que envuelve la amistad, el Universo sabe que lo hice sin maldad ni intención de herir lo que, sin saber, más necesitaba y amaba: a ti, mi alma gemela.
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Los amigos siempre serán una de las partes más importantes en nuestro andar sobre la Tierra; son el apoyo, el amor, lo incondicional; son la representación del paraíso hecho un ser que puede calmar las tormentas, por esa razón te compartimos 8 frases que nos recuerdan que la vida se disfruta más con amigos; también puedes llamarlos y dedicarles una canción de esta playlist que hemos preparado especialmente para ello, la familia que elegimos.
