Terminar una relación siempre será complicado, más aún si esa persona te hizo daño. Así como hay poemas para dar gracias por todo lo vivido, también los hay para despedirnos de aquel que nos trajo más sufrimiento que felicidad. A continuación, unos versos para decirle adiós a quien te rompió el corazón.
Semejante a un hielo cayendo por la espalda forzada a quebrarse
por el frío que recorre un camino vertebrado.
Pierde, pierde camino,
que cada vez te llenas de espinos.
Grita desesperado mujer ardiente
que te quemas con tu propia mente.
Muere insensata serpiente
que no supiste inyectar tu veneno,
y moriste siendo engañada
por una espada que te mató.
Vacilaste entre las estrellas,
caíste a un pantano blanco
y seguiste corriendo por las nubes negras.
Jódete la vida puta maleza,
que haces ver bello al pantano,
y feo al prado.
Mírame, que no hago más que suplicártelo.
Para qué besarme, eso ya se perdió entre tú y yo.
Si quieres algo, suéñalo como tuve que hacerlo nuevamente en mi almohada.
Qué poca razón existe en mí el día de hoy, en mi alma,
que llora más sangre que lágrimas dolor.
Quién eres tú para venir y decir que no puedo, si ya no existo ni debo.
Qué son aquellos que creen que por reírse son felices
y no son más que bastardos infelices.
Ojalá que un día pudieses agotar tus energías secando flores para mi muerte.
En ese instante sufrirás porque no habrá nada para salvar la vida amargada,
que dejaste morir en tus propios pies,
y no fuiste capaz de salvar el alma ajena.
Poca prudencia, poca existencia.
Exigencia de la tranquilidad, quisiera explayar,
un poco o algo más que ya no existe más.
Poder insensato, que quisieras ser esclavo.
¿Por qué lloras si ya no hay nada en ti?
Vacía estás como el propio silencio que vacío esta y cada noche al dormir.
Sabes, a pesar de todo río, de una forma extraña… esa risa irónica… esa risa desesperada, es lo único que me queda.
Nadie comprende mi dolor,
que lloro y lloro, pero no lloro ¡ná!
Así canta mi alma sin vergüenza a tu amor ajeno
y muy bastardo.
Quién es quién en este momento… ¡tú!… nadie más que tú… ¡y yo soy yo!
Somos almas tan diferentes, pero aun así quise amarte,
Pero no supe que ese amor era maldito,
y me haría llorar como loca en manicomio.
Ingenio infierno que asusta con sus llamas,
y al final no quemas ni un poco, ni nada.
Aquellas almas perdidas,
como la mía,
implora a tal punto que desea llegar a ese lugar sin salida.
Viste lo que lograste,
Me hiciste alejarme de lo que calmaba mi pasión,
Y ahora deseo lo que nunca quise conocer,
por culpa de un bastardo como tú.
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