El poema que se reproduce enseguida fue escrito por el joven autor venezolano Otto Valbuena. En su brevedad resume un momento detenido en la soledad, de una forma bella, desparpajada y sublime, como una contemplación del objeto del deseo. En cuanto la imaginación toma el control de la situación, sus recursos literarios retoma las riendas expresivas de un verbo que parece contenido en su afán de ilustrar el erotismo.
La palestra
Para pintar un amor sólo se necesitan dos cosas
tu mano y la mía
y querer plasmar
en colores, texturas, formas
la abstracción de una pasión.
Si es preciso duplicar tu estilo
encontrarte en los rincones más oscuros
pensarte y mirarte
mientras el mundo se cae a pedazos
cuenta conmigo para dejar todo listo
y ubicar la palestra que define
el ritmo y la pincelada
el beso y la caricia.
Cada instante es un trozo de eternidad
hundido en el paladar
una última espera
mientras invadimos la cama.
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Las imágenes son propiedad de Mauricio F. Corridan.
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