Texto escrito por: Zabdi Keila Porras Hernandez
A veces me pongo a pensar cómo serían las cosas y el mundo si fuéramos cien por ciento honestos con lo que somos y con las cosas que deseamos.
Tomar la oportunidad realmente no implica mucho riesgo, el “no” ya lo tenemos – y aun así decidimos no tomar ningún paso en falso que pudiera ponernos en este punto de vulnerabilidad. ¿Por qué? Porque tenemos la creencia que aceptar cualquier tipo de sensibilidad significa ser vulnerable, y ser vulnerable se convierte en sinónimo de debilidad; en realidad, este tipo de lógica está equivocada y apunta a la conclusión completamente opuesta.
Reconocer nuestros sentimientos hacia nosotros mismos y hacia los demás es símbolo de fortaleza y de gran valentía. La vida está llena de contrastes y la experiencia de estos sentimientos no tan agradables: enojo, ira, frustración, celos, etc… es parte de lo que somos. Estas experiencias no nos definen, son sinónimos de cómo permitimos que nuestro corazón se abra al espectro completo de los sentimientos humanos; son símbolos de enseñanzas y de aprendizajes que nos hemos ganado a pulso. Son símbolos del amor que vive dentro de nosotros, pero sobre todo son muestra de fortaleza y por ende de crecimiento – ya que si hay una posibilidad de sobrevivirlos es porque estamos listos para combatirlos.
¿Entonces por qué nos cuesta tanto trabajo darnos permiso a nosotros mismos de ser imperfectos?
Buscar la perfección en las cosas y en la gente es, en primer lugar, asumir que sabemos qué es la perfección a la que tanto queremos acercarnos; y la verdad es que en la práctica nada es perfecto, por lo menos no en el sentido de un estándar que se puede aplicar a la humanidad en general. Todo es subjetivo e interpretativo; por lo que no hay error o culpa en dejar a nuestras almas fluir en el andar de la vida; así como somos, así como estamos – porque así está bien.
Continuemos viviendo, aunque el miedo a veces nos paralice nunca hay que dejar de caminar; mientras más lo hagamos, más empezaremos a dar pequeños pasos hacia algo mejor. Seamos los valientes de nuestras propias historias sin esperar nadie venga a rescatarnos, hay más mérito en rescatarnos a nosotros mismos.
Y en este proceso hacia una meta cada vez mejor no olvidemos ser buenas personas, seamos amables con los que nos rodean e intentemos comprender situaciones diferentes a las nuestras. Si se presenta la oportunidad de hacer un acto de amor o bondad, tomémosla ahora y no las dejemos para un futuro que tal vez no las vuelva a ofrecer. No estamos solos y no podemos estar solos en esta Tierra, somos un conjunto de almas –de enseñanzas que están entrelazadas para crear algo mágico y para cumplir la tarea de ir sanando al universo poco a poco.
Para ir sanando, también, nuestro universo interior.
Descubre estos poemas para empezar a sanar y las 15 frases de Ernesto Sabato para resistir el vértigo de la vida