De la serie Microcosmos
México, D.F. 2013
Los impostores
Allá afuera,
el maguey desgarra al viento,
mi cabeza se mece en la espuma
de las vírgenes,
allá afuera,
están todos,
la pachamama, la tierra,
la siembra o el agua.
Allá afuera crece el cielo,
abre arcos, cede al tiempo.
Allá afuera la piedra yace inquieta, yace impenetrable.
Afuera las banquetas y su mimética salvaje,
el diario y de repente lo inabarcable:
el aire y su desgaste,
la piedra de nuevo y el pie que no calza su filo intrazable.
Allá afuera es otrora
alabastros hechos de memorias,
repite y afuera sigue siendo
donde el sentido no cobra, envenena.
Salen las ratas y tienen frío los pobres,
un papel se come a un fuego y la noticia no se cansa,
camina, anda, ve allá con aquella otra bola de impostores.
Gracias a dios todo está allá afuera,
las estrellas sin nombre, puntos permanentes,
remolinos de almas
sin nombre.
Y yo aquí, sobre debajo
adentro, dentro de mi,
hecho una molicie,
trazándome una larga línea entre
los solipsismo y mi sangre que da luz a tus colores.
Pintura por Enrique Argote Garza
Londres, 2014
Infinito
*En Londres suele haber una lluvia perpetua
que refresca la mente y hace pesadas las piernas
esa lluvia insiste en dar de sí todas la imágenes.
Veo cada gota,
y en cada gota
hay un mundo,
y en cada mundo
hay una gota,
Veo cada gota.
¿Será que me mira
o es reflejo,
será espejo o el mundo?
Vuelvo y veo cada gota.
Pregunto si el alma existe.
Si exprime el tiempo
y lo atolondra,
veo cada sombra,
y no hay tesoro ni designio,
no hay voz, ni lengua,
nada es exiguo.
Sin palabras,
veo cada gota
y en cada mundo
hay una gota,
¿será que me mira
o me muevo,
vis viva, vis mortua?
veo cada gota
y no hay alma,
pero persiste un espacio
y el continuo incomoda,
veo cada gota,
y en cada gota hay un mundo,
en cada mundo, una gota.
Arriba, oscura se suelta la tormenta,
empiezo a remontar el camino
mi trote se diluye en ella.