Hay días en los que amanecemos con ganas de salir de nuestro escondite, de no tragarnos las palabras, de hablar con sinceridad y sacudirnos la tristeza. En los siguientes poemas de la escritora salvadoreña Nora Méndez (1969), la versificación simple oculta imágenes profundas y complejas: la vida nos corta las alas, pero aún así amanecemos con ganas de todo.
ATRAVESARTE A PIE TODA LA VIDA
Hoy amanecí como la mañana
empapadita y con olores.
Soy mariposa-mujer
saliendo del escondite en pleno invierno,
cargada de inefables
soterrados por el llanto.
Hoy amanecí como la mañana
con ganas de despertarme todo
¡que venga la vida
que se encabrone conmigo
como yo lo estoy con ella!
Hoy amanecí como la mañana
con poca luz y con ganas de que me vean,
con ganas de rociarme en tu rocío
con ganas de sacudirme la tristeza
y de subir como enredadera
hasta la palabra sincera
y atravesarte a pie toda la vida.
Hoy amanecí como la mañana
sin pájaros, mojada
pero con mucha sed.
PARAFRASEANDO A SABINES
Dicen que Nora Méndez
es una buena poeta,
vaya original,
casi refrescante
como una bebida de soda
Nora se da cuenta y sonríe
su rutina tiene alas de repente
entonces llega a su oficina
y nada
y pasa por el supermercado
y tampoco
y lee el Tresmil
y mucho menos
Entonces
abre los sobres de las cuentas
los archivos del trabajo
y se da cuenta que es sólo una ciudadana
endeudada y con hartas tareas
y dice
eso es lo que soy
una ciudadana
Resignada
se corta minuciosamente las alas
y llorando hace colas
en los bancos
y asiste a reuniones
en donde se le exige
que el margen de contribución
de su departamento
se incremente en un 17%
mientras se muerde las uñas
las mangas
el corazón
y las palabras
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