Confusión, desorientación, desconcierto, desazón… Poesía que despierta en nosotros sentimientos encontrados, nos genera emociones conflictivas, contrarias o contradictorias, casi de locura. Son palabras que corren a borbotones como de una fuente y se parecen mucho a esos diálogos que cotidianamente entablamos en nuestro interior: irreverentes, confusos, incomprensibles a veces e incluso absurdos para nosotros mismos.
A veces los poetas parecen entablar un diálogo interior, hablar desde sus demonios internos a su propia alma, con un grado de locura o extravagancia que expresa las pasiones más oscuras del alma humana. Sin embargo, en esa intimidad podemos encontrarnos todos en algún momento, desnudan nuestra alma contrariada y confusa.
Las vanguardias de la poesía, como el estridentismo o el surrealismo, juegan y en ese juego de palabras, desordenan la sintaxis, martillan con reiteraciones, nos enredan con términos complejos, interrumpen la lectura, la fragmentan. En esta poesía descabellada el silencio puede resultar ensordecedor y las palabras un estruendo que enmudece. Dejamos aquí estos poemas que no nos conducen a razonamientos y más que respuestas, son hilos que no se desenmarañan o barcos a la deriva que nos invitan a no usar nuestra razón.
‘Lisbon Revisited’, Fernando Pessoa
No: no quiero nada.
Ya dije que no quiero nada.
¡No me vengan con conclusiones!
La única conclusión es morir.
¡No me traigan estéticas!
¡No me hablen de moral!
¡Saquen de acá la metafísica!
No me prediquen sistemas completos, no me enumeren conquistas
de las ciencias (de las ciencias, Dios mío, ¡de las ciencias!) –
de las ciencias, del arte, ¡de la civilización moderna!
¿Qué mal hice yo a todos los dioses?
Si tienen la verdad, ¡guárdensela!
Soy un técnico, pero tengo técnica solo dentro de la técnica.
Fuera de eso soy loco, con todo el derecho de serlo.
Con todo el derecho de serlo, ¿oyeron?
¡No me den lata, por amor de Dios!
¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributable?
¿Me querían lo contrario de esto? ¿lo contrario de cualquier cosa?
Si fuese otra persona, les daría, a todos, el gusto.
Así, como soy, ¡ténganme paciencia!
Váyanse al diablo sin mí,
¡O dejen que me vaya solo al diablo!
¿Para qué tenemos que ir juntos?
¡No me agarren del brazo!
No me gusta que me agarren del brazo. ¡Quiero ser solo!
¡Ya dije que soy solo!
Ah, ¡qué fastidio querer que sirva de compañía!
Oh cielo azul —el mismo de mi infancia—
¡Eterna verdad vacía y perfecta!
Oh suave Tajo ancestral y mudo,
¡Pequeña verdad donde se refleja el cielo!
¡Oh dolor revisitado, Lisboa de otrora de hoy!
Nada me dais, nada me quitáis, nada sois que yo me sienta.
¡Déjenme en paz! No tardo, que yo nunca tardo…
Y mientras tardan el Abismo y el Silencio ¡quiero estar solo!
‘El Juki’, Osvaldo Lamborghini
Le tengo terror a los demonios
quiero decir a los domingos
¡Querida!
La delicia se transformó en pura delicadeza
y la voluptuosidad: pudor.
A la gacela le crecieron alas.
Moteada de almíbar para las noches
¡Dulzura!
en las horas matinales o medios días
se sala: igual al hornero, a Lugones,
limpia su casita.
¡Muñeca!
Es bueno irse a un país donde hay muchos troncos
y donde la “o” es un círculo, letra alguna,
pero
¡Piba!
si esos témpanos hablaran
esta pampa te diría
¡Otro hombre!
Y seguramente voy a matarlo con tus propias manos.
‘Visión’, Friederich Hölderlin
Imágenes que la plenitud del día a los hombres muestran,
En el verdor de la llana lejanía,
Antes de que la luz decline en el crepúsculo,
Y la tenue claridad dulcemente serene los sonidos del día.
Oscura, cerrada, parece a menudo la interioridad del mundo,
Sin esperanza, lleno de dudas el sentido de los hombres,
Mas el esplendor de la Naturaleza alegra sus días
Y lejana yace la oscura pregunta de la duda.
‘La poesía es un atentado celeste’, Vicente Huidobro
Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que me han esperado muchos años
Se cansaron de esperarme y se sentaron
Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco
Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas
Me estoy haciendo árbol Cuántas cosas me he ido convirtiendo en
otras cosas…
Es doloroso y lleno de ternura
Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio
‘Sombra’, Vicente Huidobro
La sombra es un pedazo que se aleja
Camino de otras playas
En mi memoria un ruiseñor se queja
Ruiseñor de las batallas
Que canta sobre todas las balas
Hasta cuándo sangrarán la vida
La misma luna herida
No tiene sino una ala
El corazón hizo su nido
En medio del vacío
Sin embargo
Al borde del mundo florecen las encinas
Y la primavera viene sobre las golondrinas
‘Mal tiempo’, Leila Miccolis
Mal tiempo,
corazón asustada
aspectos que están al acecho ,
miedo constante ,
el choque con el crepitar de la madera,
las sombras, pesadillas
y cada emboscada
que acechan en la oscuridad ,
y el panorama sombrío
de no estar vivo en otro día.
‘A Claudio Rodríguez’, Leopoldo María Panero
Aun cuando tejí mi armadura de acero
el terror en mis ojos muertos.
Aun cuando con mano blanca y nula
hice de silencio tus orines
y la nieve cae aún sobre mi cuerpo
pese a ello se impone un silencio aún más hondo
a los clavos que habían horadado mi cráneo:
aun cuando sean huesos quizá lo que no tiembla
Aun cuando el musgo es certeza en mi pecho
el terror remueve las cuencas vacías.
‘Ars Magna’, Leopoldo María Panero
Qué es la magia, preguntas
en una habitación a oscuras.
Qué es la nada, preguntas,
saliendo de la habitación.
Y qué es un hombre saliendo de la nada
y volviendo solo a la habitación.
‘Junto a mí, el dios-perro’, Antonin Artaud
Junto a mí, el dios-perro, y su lengua
atravesando como una flecha la costra
del doble cráneo abovedado
de la tierra que lo escuece.
He aquí el triángulo de agua
caminando con su paso de chinche,
pero que bajo la chinche ardiente
se da vuelta como un cuchillo.
Bajo los senos de la tierra odiosa
la perra-dios se ha retirado,
senos de tierra y de agua helada
que hacen pudrir su lengua hueca.
He aquí la virgen-del-martillo,
para moler los sótanos de tierra
cuyo horrible nivel el cráneo
del perro estelar siente subir.
‘Naufragio inconcluso’, Alejandra Pizarnik
Este temporal a destiempo, estas rejas en las niñas de mis
ojos, esta pequeña historia de amor que se cierra como un
abanico que abierto mostraba a la bella alucinada: la más
desnuda del bosque en el silencio musical de los abrazos
‘Noche Tótem’, Oliverio Girondo
Son los trasfondos otros de la in extremis médium
que es la noche al entreabrir los huesos
las mitoformas otras
aliardidas presencias semimorfas
sotopausas sosoplos
de la enllagada líbido posesa
que es la noche sin vendas
son las grislumbres otras tras esmeriles párpados videntes
los atónitos yesos de lo inmóvil ante el refluido herido interrogante
que es la noche ya lívida
son las cribadas voces
las suburbanas sangres de la ausencia de remansos omóplatos
las agrinsomnes dragas hambrientas del ahora con su limo de nada
los idos pasos otros de la incorpórea ubicua también otra escarbando lo incierto
que puede ser la muerte con su demente célibe muleta
y es la noche
y deserta
*
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