El fenómeno del lenguaje en la franja fronteriza del norte de México y el sur de Estados Unidos no puede considerarse como un mero cambio de estructuras gramaticales, sino como la integración de sistemas culturales y sociales, los cuales se hacen presentes no sólo en la oralidad, también en los registros escritos; esto incluye a la literatura, la cual se convierte en una fuente fructífera que da testimonio del proceso de formación de la lengua chicana y su fenómeno literario:
The language of Chicano literature, especially poetry and drama is characterized by the binary phenomenon, so that critics who favor the linguistic and stylistic modest that have traditionally been applied to monolingual literary expression are faced with a new set of linguistic circumstances. (Tatum, 123).
El habla, que es la forma en cómo un hablante hace uso de la lengua, no puede ser estudiado sólo a nivel de sus operaciones sintagmáticas o gramaticales, sino que debe abarcar su efecto, el cual involucra las dinámicas y procesos de un intercambio social; es decir, la combinatoria de ciertas variantes lingüísticas propias de una cultura. En este caso, la franja fronteriza México/Estados Unidos muestra la relación del inglés y español, cuyo resultado es el spanglish.
“La interdicción de la lengua en la frontera es posible que sea el establecimiento de una tercera lengua, conocida como spanglish, debido a que ésta es más que el resultado de la hibridación de dos culturas. […] Es decir, al cambiar el español por el inglés, pero al mantener ciertas palabras en español, se enriquecen dos lenguas y se crea una” (Rodríguez 149).
La lengua en la creación literaria se convierte en expresión de esta comunidad chicana, la cual trata de formular los valores políticos, filosóficos, históricos, étnicos, entre otros, que constituye la cultura y visón del mundo de este grupo social. Los escritores que forman parte de esta comunidad tiene la posibilidad de adquirir un repertorio lingüístico y verbal amplio, pero también de alternar y reconstruir de forma creativa el uso que deseen hacer entre el inglés y el español, así como la capacidad de fusionar ambos idiomas.
La alternancia que elige el escritor de literatura chicana de un idioma a otro, deja entrever la variación de una cultura a otra, y, en consecuencia, la unión de dos visiones del mundo para crear una única que explique una realidad especifica de una comunidad que no es ni de México ni de Estados Unidos, sino la unión de ambas naciones y culturas. [1]
El lenguaje no responde sólo a fonemas o sintagmas, sino a una necesidad ontológica del Ser, las palabras tiene que ser apropiadas, comprendidas, se las debe adueñar aquel que las pronuncia, pues contienen la tradición y la historia de una colectividad; es decir, la cultura de un pueblo. Su valor ontológico se reconstruye a través del lenguaje poético, pues éste compone y otorga valía a las palabras, las enriquece y reconfigura el aspecto comunicativo de la lengua de la cual es propietaria una comunidad.
La obra poética se convierte en una intuición, una presencia, una existencia en cada individuo que la recibe, pero también en quien la crea, ésta encuentra un cumplimiento intuitivo propio. Así Gloria Anzaldúa ha manifestado a lo largo de 40 años, una resistencia cultural importante en el mainstream norteamericano. Resistencia que implica escribir de forma bilingüe, de intercambiar códigos sin tener que traducir y adaptar una audiencia en inglés a ella.
En Borderlands. La Frontera. The New Mestiza y, en específico, en The Coatlicue State será el lugar del renacimiento de la identidad de la nueva mestiza. En esto se pueden realizar los cambios de mundos, culturas, clases, preferencias sexuales, entre otros. La Coatlicue representa, entonces, la reivindicación de la diversidad identitaria, pero también metaforiza lo que significa vivir en la frontera y atravesarla. Ser de la frontera significa vivir sin ella, haberla superado.
I write the myths in me, the myths I am, the myths I want to become. (…) Con imágenes domo mi cuerpo, cruzo los abismos que tengo por dentro. Con palabras me hago piedra, pájaro, puente de serpientes arrastrando a ras del suelo todo lo que soy, todo lo que algún día seré (Anzaldúa, 71).
Entonces la identidad estará en función de la cohesión lingüística entre el español y el inglés, en tanto que estos se conviertan en el resultado de un proceso de aculturación. La autenticidad en sí habrá de estar en función de la aceptación de los distintos modos del uso del español y del inglés. La ciudadanía multicultural y multinacional comienza cuando podemos ver la frontera de los dos lados, descubrimos que el caballo que la atraviesa es bicéfalo y, más o menos, transparente, los monumentos y los espectáculos son frágiles, quizás instalaciones efímeras (Canclini, 150).
Un aspecto clave de la formación de esta identidad tendrá que ver con la forma en la que un individuo de este colectivo sea nombrado o referido, y dicho proceso crea o invente a los mismos miembros de esa comunidad chicana; sin embargo, hay que reconsiderar que las escritoras chicanas, más que buscar una identidad como si no la tuvieran, en realidad se encuentran en un proceso de recomposición; esto implica arreglar todas las facetas que corresponden a esa identidad, como son la clase o la raza, ya que “la situación de habla no es un simple tipo de contexto, aquel cuyos límites espaciales y temporales pueden definirse fácilmente. Ser herido por el lenguaje es sufrir una pérdida de contexto, es decir, no saber dónde se está” (Butler, 19).
Habitar la frontera tendrá entonces el sentido de formular una conciencia diferente que pasa por el lenguaje como una forma de ser estructurada. Ser de frontera implica una nueva identidad mestiza que habrá de acostumbrarse a vivir en el espacio liminar de las fronteras físicas, culturales, psicológicas, y de género, ya que, en efecto, la frontera es un state of mind. Esto implica la formulación de una conciencia alternativa.
Deslenguadas. Somos los del español deficiente. We are your linguist nightmare, your linguistic aberration, your linguistics mestizaje, the subject of yout burla. Because we speak with tongues of fire we are culturally crucified. Racially, culturally and linguistically somos huérfanos —we speak an orphan tongue. (Anzaldúa, 58).
Ese español que se encuentra en estado de orfandad exige a la colectividad, sobre todo a la palabra poética, a convertirse en una fuente de riqueza lingüística. Para empezar, es una lengua de frontera, la cual se desarrolla de manera natural, viviente. Un lenguaje creado por quienes viven en un país donde el español no es el idioma dominante, para los que viven en un país donde el inglés es el idioma dominante, pero no son “anglos”, y para quienes no pueden identificarse ni con el español estándar ni con el inglés formal. Es a este “español chicano” al cual habrán de vincular su identidad y con el cual habrán de vivir su realidad y valores en comunidad. Se trata de una lengua que usa términos de ambos idiomas, una lengua bifurcada, una variación de las dos lenguas.
Estas lenguas en contacto son algo más que una síntesis expresiva del español e inglés. Los códigos no se separan, sino que se fusionan de manera causal y progresiva. Estos lenguajes literarios híbridos como Borderlands. La Frontera. The New Mestiz, es con las que se intenta ir más allá de lo que cada componente es por su cuenta. No sólo se trata de la lengua que habrá de defender la identidad de género o raza del chicano, también la reivindicación del bilingüismo y su valor como producto natural del encuentro de dos culturas. “El problema de la cultura fronteriza no es el hibridismo o la fusión, sino cómo y con qué efectos simbólicos interactúan entre sí individuos provistos de determinadas redes de pertenencia social, y a través de ellas, de determinados repertorios culturales” (Giménez 191).
El hibridismo de estos textos literarios los convierte en portadores de dos lenguas, las cuales contribuyen a la elaboración de una nueva conciencia en la que se recupera el legado cultural. Esto permite una trascendencia que supera las limitaciones geopolíticas. El habla ayuda a definir el “entre mundos” en el cual se desarrollará la literatura chicana y la cosmogonía de una comunidad tan híbrida como su lengua.
En suma, Anzaldúa plantea una nueva consideración al “español chicano”. Invita a concebirlo como un hibridismo lingüístico mutante, cuya esencia es una lengua que ya no es española o inglesa, sino una lengua de encuentros, y su rasgo distintivo es el de ser un ente privilegiado que se convierte en el único medio para comunicar la experiencia de vivir en frontera y con la que el chicano establece un vínculo profundo con su comunidad; es decir, es una lengua que crea comunidad. Por lo tanto, a esta colectividad se le exige una toma de conciencia del ser fronterizo y del imaginario que éste representa.
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Alma López.
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Bibliografía
Anzaldúa, Gloria. Borderlands/La frontera: The New mestiza. San Francisco: Aunt Lute Books, 1999.
Butler, Judith. Lenguaje, poder e identidad. Madrid: Síntesis, 1997.
García, Canclini, Néstor. “¿De qué lado estás? Metáforas de la frontera México-Estados Unidos.” Fronteras, naciones e identidades. La periferia como centro. Ed. Alejandro Grimson. Buenos Aires: Ciccus-La Crujía, 2000. 139-51.
Giménez, Gilberto. Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. México:CONACULTA/ICOCULT, 20 07.
Paz, Octavio. El laberinto de la Soledad, 3ed., FCE: DF, 1999.
Rodríguez Ortiz, Roxana. “Deconstrucción del uso de la lengua maternal en la literatura fronteriza.” Semiosis 13 (2011): 143-164.
Tatum, Charles. “Toward a Chicano Bibliography of Literary Criticism”. Journal of Chicano Research Stanford: Stanford University,12. (1977): 76-77.
[1] “Si esto es muy hermoso, pero no logro comprenderlo de todo. Aquí hasta los pájaros hablan en inglés. ¿Cómo quieres que me gusten las flores sino conozco su nombre verdadero, su nombre inglés, un nombre que se ha fundido ya en los colores y a los pétalos, un nombre que ya es la cosa misma? Si yo digo bugambilia, tú piensas en las que has visto en tu pueblo, trepado en un fresno, moradas y litúrgicas, o sobre un muro, cierta tarde, bajo una luz plateada. Y la bugambilia forma parte de tu ser, es una parte de tu cultura, es eso que recuerdas después de haberlo olvidado. Esto es muy hermoso, pero no es mío, porque lo que dicen el ciruelo y los eucaliptos no lo dicen para mí, ni a mí me lo dicen”.
Octavio Paz, El laberinto de la soledad, 3ed., FCE, México, 1999, p.21).