Tantas tardes mirando el cielo, tantas mañanas levantándome para reconocer mi cuerpo, noches dejando mis ojos en las estrellas.
Dejé mil libros a la mitad y tazas con café que se enfrió.
Abandoné amores, despedí amistades, corté mi cabello y me cambié de ropa.
Compré mil discos y no escuché ninguno.
Escribí mil historias sin sentido y todo; parte de ese maravilloso viaje que era encontrarme.
Pero no, aún no lo hacía… seguía perdida.
Quería ser todo y a la vez nada, quería ser viento y aire al mismo tiempo.
Quería simplemente ser.
Y a la mitad de la búsqueda, durante un pequeño descanso en el piso de la regadera sin agua, a las 5 de la mañana, con un libro en la mano, vi mi reflejo entre las letras de aquel poema de Sabines que decía:
“…luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que
estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla
y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no
hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor
que tu cuerpo…”
Me di cuenta, entendí quién era, me había encontrado y es que, la verdad, pude ser poesía, pero elegí ser mujer.
¿Por qué? Porque puedo y quiero:
Quiero ser, quiero vivir, vivir pareciéndome a las plantas y las nubes tan diversas e imperfectas.
Quiero usar zapatos que son más cómodos que bonitos o no usar para tal caso.
Quiero leer más libros que ver televisión, ser intelectual pero también ser una boba.
Quiero caminar descalza, ensuciarme los pies y correr entre calles como una legítima loca.
Quiero abrazar, besar y que hagan lo mismo conmigo. Ser carne y espíritu. Sensualidad y ternura.
Quiero hacer el amor como mujer y después reír como una niña.
Quiero usar jeans demasiado rotos y beber tanto café que ya sólo me pase acompañado de cigarrillos.
Quiero perder mi tiempo viendo el cielo, en una plática, un buen libro; quiero perder mi tiempo haciendo nada pero que al final sea mío.
Quiero hablar sin pensar mientras dejo fluir el alma.
Quiero beber tanto vino que mis sonrisas de pronto sean más sinceras.
Quiero caminar debajo de la banqueta.
Quiero vivir en mi propio mundo y ser una visitante de éste.
Quiero vivir de amor y pagar la renta con sueños.
Quiero vestir como princesa loca, pero princesa.
Quiero hacer cosas por mí, por ti y por él.
Quiero contarte lo que me apasiona, me aterra y me asombra.
Quiero contar mis historias porque en ellas vivo y soy yo; no tí, no mi madre, ni mis hermanas, ni mis amigas…. Simplemente yo.
Poesía
Mujer
Desnuda ante la vida como una loca, dulce e irreverente.