Texto por Lidia Gacitúa Hueichapán
En un universo paralelo al nuestro, cuyo nombre está aún sin descubrir, habitan personas con sueños, esperanzas y frustraciones. En este universo todo es idéntico al nuestro salvo una cosa: el cabello.
En este universo, los circuitos neuronales donde se esconde la esencia de cada uno, a diferencia de nosotros, no queda atrapado en los confines del cráneo que poéticamente podría representar la bóveda de nuestra alma; en los habitantes de este universo a partir de sus cerebros surgen gruesas raíces nerviosas que a medida que atraviesan el cráneo se van haciendo más y más finos, cambiando su tono y características al salir de la piel de la cabeza. En este mundo la mente de sus habitantes reside en su cabello.
Ellos, al igual que nosotros, nacen con una dotación de cabello que a lo largo de los años va variando en algunas características, pero cuya esencia se sigue manteniendo. En ellos, el largo del cabello crece hasta un punto determinado en parte por genética y en parte por el cuidado que reciba en los primeros años de vida, donde los principales encargados de esto son los padres.
En este universo, al igual que en el de nosotros, los hombres tienden a usar el cabello un poco más corto que las mujeres y no son presionados a peinados extravagantes, por lo cual usan el cabello más simple y natural, es por esto que los hombres de este universo no forman tantos nudos en su cabello a diferencia de las mujeres que por la estúpida presión social, exponen su cabello a peinados más extravagantes y largos, lo cual hace que su cabello se debilite y quede más propensos a formar nudos.
Ellos, al igual que nosotros, pintan o peinan su cabello por seguir alguna tendencia u ocultar quiénes son y, al igual que nosotros, algunos lo modifican tanto que ya no saben cómo era en realidad y tampoco recuerdan su esencia. Ellos, a diferencia de nosotros, cuidan mucho su cabello. Lo lavan y cepillan con cierta frecuencia para evitar los nudos. Al igual que nosotros, existe cierta proporción de ellos que nacen con cabellos con tendencia a formar nudos, unos más que otros.
Ellos, al igual que nosotros, están expuestos a distintas noxas que dañan su cabello variando también en la resistencia que tenga éste a soportarlo, ya que algunos habitantes de este universo nacen con cabellos más gruesos y otros con cabellos más finos y frágiles.
En este universo, al igual que en el nuestro, existen personas que no tienen gran acceso a las peluquerías y centros para sanar sus cabellos, por lo que están más expuestos a daños. En ellos, al igual que nosotros, los nudos en su cabello hace que su cabeza se sienta pesada, cansada y no les permite desarrollarse normalmente. Ellos, al igual que nosotros, sufren manifestaciones físicas por la presión que ejercen estos nudos ya que algunos pueden ser tan grandes y enredados que fraccionan las raíces ubicadas en el cerebro alterando patrones fisiológicos, por eso es común que en las personas con nudos en el cabello tengan dolor de cabeza, cambios en el ciclo del sueño, molestias en el estómago o dolor en el pecho.
Ellos, al igual que nosotros, se acomplejan por tener cabellos difíciles de manejar y propensos a los nudos al ver en su entorno personas con cabellos sanos (o en apariencia), sintiéndose, al igual que las personas de nuestro universo, mal consigo mismos, con tendencia a pensar que hay algo horrible en ellos, que sería mejor que no existieran, que jamás tendrán un cabello saludable y serán felices.
En este universo, al igual que en el nuestro, hay quienes saben mejor cómo desenredar sus nudos, aunque deban preocuparse de eso con más ahínco que aquellos que tienen cabellos fáciles de peinar, sin problemas de nudos. Ellos, al igual que nosotros, en la antigüedad aislaban a las personas con nudos, e incluso en casos más graves los especialistas de esas épocas tomaban la decisión de cortar la parte del cabello donde se alojaba el nudo, pensando que con esto lograrían mejoras sin saber que están eliminando y desconectando ciertas partes esenciales del alma de las personas. En aquellos tiempos todavía no existían las medicinas para el cabello, y tener nudos era mal visto, al igual que en nuestro universo, y la diferencia es que en el nuestro aún es mal visto.
Ellos, a diferencia de nosotros, identifican de forma más rápida los nudos en el cabello, los cuales al igual que nosotros pueden estar más escondidos que otros, y no son vistos a simple vista, perdiéndose en la fachada de un cabello saludable.
Ellos, a diferencia de nosotros, no posponen el cuidado de su cabello ni lo dejan en segundo plano. Ellos, a diferencia de nosotros, no esperan a que los pequeños nudos y daños de su cabello forme un gran nudo más difícil de desenredar, los habitantes de este universo paralelo cepillan su cabello con regularidad, no pasan más allá de dos días sin lavarlo o hacerle algún tipo de cuidado para evitar que se formen nudos.
Ellos, a diferencia de nosotros, no tienen problema o vergüenza en reconocer que acuden con profesionales que dependiendo de las características del cabello y el tipo y cantidad de nudos, les recetan bálsamos, acondicionadores o distintos productos para aflojar los nudos muy grandes y para prevenir su aparición, y tampoco tienen tabú en el cuidado del cabello con profesionales encargados de peinar y ayudar a desenredar nudos en sesiones de una hora y le ayudan a desarrollar peinados trenzados que son menos propensos a desordenarse y enredarse formando nudos.
Ellos, a diferencia de nosotros, aceptan y celebran la diversidad de cabellos y sus formas. Ya que en su universo las personas saben que todos somos vulnerables y posiblemente hemos tenido en algún momento de nuestras vidas nudos difíciles de desenredar. En este universo paralelo, al igual que en el nuestro, existen muchísimas peluquerías, muchas más que en nuestro universo. La diferencia entre ambos es que aquí las peluquerías son sólo para el cabello.
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