Mientras más quieta me quedaba más temblaba mi cuerpo.
La lluvia mojaba mi ropa, escurría por los bordes de mi piel. Mientras más trataba de quedarme quieta más temblaba.
Como si no fuera suficiente con el exterior, mis entrañas también gritaban “Corre”.
Mis entrañas también gritaban… “vete…aquí no hay nada para ti”.
Vomité. Quería que me acompañara. La gente que sí podía moverse no se fijaba en mí tirada, de rodillas en el piso…
salpicando el agua de lluvia con el líquido que salía de mi boca.
Como pude me incorporé.
Limpié lo que era lluvia lagrimosa de mis ojos.
“Corre” escuché decir a mi interior…
y lo único que pude hacer fue tirarme a llorar frente a la corriente
que había limpiado mi vómito ácido de recuerdos que me asqueaban.
¿Qué otra cosa, objeto, sentimiento o lo que fuera, podría mojarse más?
Hasta el alma estaba empapada.
“Tienes que correr”
Pero sólo pude quedarme ahí, quieta…
Llorando la lluvia, hablando el vómito…mirando la prisa.
…
Te pediría que me acompañaras si fuese un poco más egoísta.
…¡Mírame, escúchame! Tengo la garganta hecha mierda de hablarte.
…Será fácil encontrar otro lugar vacío.
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Las fotos pertenecen a la artista Evelyn Bencicova
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