Cuando nos imaginamos despertando cada mañana con una persona o recorriendo el camino completo de la vida junto a ellos es que no hay marcha atrás: nos hemos enamorado profundamente. Queremos habitar una casa con ellos, recorrer el mundo con ellos, envejecer y morir con ellos. Jazmín Lizárraga nos comparte un texto en el que el amor se desborda hasta convertirse en palabras, en una declaración apasionada de algo que se siente eterno.
Cada amor es diferente, uno no ve con los mismos ojos y ni siquiera siente con el mismo corazón, algo nuevo se despierta con cada persona y los sueños cambian de color. Con las heridas quizá me he vuelto distante y en la última cita no lo dije bien. No es que no me guste intimar, es que no me interesa. Me provocan hastío los amores a medias, pero tú, contigo me contengo, de ti quisiera saberlo todo, que me cuentes de tu tristeza y de lo que te hace feliz, de tus miedos, recuerdos y sueños. Quiero verte y tocarte hasta que te sepa de memoria.
Amé verte de niño y saber que te quisieron el doble. Quisiera reparar todo disgusto que te hayan hecho pasar. No sabes cómo disfruto lo simple que te resulta desbaratar mis argumentos, y sin que te lo propongas puedo verlo todo con tus ojos. No siempre me gusta, pero recuerdo que esa realidad es de ti y entonces sí me gusta.
Parece que has vivido varias vidas, como si hubieras andado de liana en liana siendo el Tarzán que eres. Cuando hablas conviertes en absoluto el detalle, como si no quedara más, pero siempre hay más. ¿Podrá algo serte suficiente? ¿Por qué no te has detenido? ¿Qué te falta? ¿Tendrás tanto miedo como yo? Sabes, creo que no tengo lugar en este mundo, quiero cambiarlo o quiero cambiarme, tengo miedo de que no llegue a ser suficiente. ¿Sientes lo mismo que yo?
Nunca había sentido tanta curiosidad por alguien, quiero descifrarte. Para ser honesta, no pensaba asistir a nuestra primera cita; pero fue esa curiosidad la que me llevó. “Enamorado es el peor estado”, dijiste cuando nos vimos y sonreímos sin razón. En ese momento creo que nos enamoramos o me enamoré. Estas afirmaciones siempre son peligrosas, suelen sonar a arrogancia o inseguridad y ni una ni otra son agradables. Pero en cualquier caso, me gusta pensar en ti y el espacio entre una charla y otra, porque me da tiempo de repasarla, adornarla y quererla.
No conocía la paz con la que deseo verte, me gusta el tiempo que tomas para buscarme, porque me deja ser y me quita la prisa. No sabía que se pudiera querer con esa palabra —que tú enviaste—, “calma”. Aunque ahora enamorada, la alucino, la olvido y otro miedo se suma. Enamorado es el estado en el que el hombre ve las cosas como no son, coincide contigo Nietzsche, y me consuela pero dudo. ¡Qué pesadas son las dudas! Trato de no pensarlo, de confiar en nosotros y en el tiempo.
¿Te conté que no me gusta el tiempo? Me parece arbitrario, siempre me dice que voy tarde o que me atrasé, como si él fuera más importante que mi despertar o mi pasión. ¿Qué sabe él de mis ataduras? Juzga a ciegas, cobarde, se esconde en medidas y personas. Ahora creo que tendré que reconciliarme con él, porque quizá no es tan malo; quizá también está herido, fragmentado por la ambición que lo extiende y le roba su amor por contar historias. Esas historias llenas de sabiduría que se traman con calma, como la nuestra.
Por eso quiero al tiempo de amigo, para algún día amarte con sabiduría. Porque los amores arrebatados son torpes y ciegos, van apurados como fuegos que se consumen. Los amores calmados, en cambio, son sabios, contemplan y reinventan. Creo entonces que el tiempo se hace bueno y agradecido, se convierte en eternidad. No me hagas mucho caso, estas son ideas mías, que tú has puesto en mi mente tal vez sin intención, pero la historia se va contando. Y no se trata de que sea algo lento, la calma es algo distinto.
Sólo una cosa más te pido: tenme paciencia, por favor. Yo no conocía esta forma de querer, antes fue la angustia, fueron amores ciegos o tibios, y a veces puede que me gane la torpeza. También —como ya te habrás dado cuenta— soy como una niña y creerás que estoy jugando. Por eso te escribo, para que sepas que te pienso, y si quieres podemos escribir nuestra historia con calma, para que el tiempo sea bueno y nuestro amor sabio.
**
Inspírate leyendo estos poemas de amor. Y si ya te decidiste a escribirle a la persona que amas, aquí te damos algunas sugerencias para hacer cartas de amor muy originales.