Cuando mi abuela dice que mi corazón es un condominio, tiene toda la razón.
Nunca soñé con mi príncipe azul, ni creí encontrar un sapo que al besar se convirtiera en mi hombre perfecto. No fantaseé con ningún ideal de chico. Soy enamoradiza. He amado a la mayoría de aquellos -hombres y mujeres- con los cuales he compartido mi vida. Cada uno tiene su momento, cada uno lo ha tenido. Fueron amados con todo lo que mis intestinos y mi alma permitieron.
He de confesar que no soy difícil de ganar, ¿quién lo es? Bastan unos pequeños gestos amables, algunas palabras de amor y, eso sí, la risa no debe faltar. Quien junte apenas esos pocos requisitos, tendrá la certeza de ser amado por mí. Lo sé, suena a que soy muy importante, pero ¿quién no agradece ser amado?, ¿quién no disfruta cuando se tiene la suerte de estar en sintonía y sincronía con otro? Yo, definitivamente, disfruto al amor.
Y es que a veces he sido juzgada por tener “muchos novios”, y me pregunto: ¿quién estableció el canon al amar y por qué? ¿Cuál sería la razón que justificara no permitirme sentir más? No quiero dejar de sentir porque entonces qué razón tendría estar aquí, en esta única vida en la que puedo ser casi lo que quiera. ¿Dejar de besar? Jamás.
Odio escuchar esas excusas que ponen los demás y que intentan limitar mis emociones: que si la edad, que si la familia, que si el futuro… La gran certeza de la vida es eso: que no tenemos uno. El día que mi cuerpo deje de respirar estaré perdida y sólo entonces los escucharé.
Pero la pregunta más importante es: ¿por qué el ideal es buscar la perpetuidad con alguien? Cada una de esas personas ha construido lo que soy ahora y a cada uno lo recuerdo de una manera distinta, porque –es importante decirlo- el amor nunca se siente igual; sin embargo, el amor te marca siempre. Claro que seremos perpetuos en el otro, por supuesto. Estamos condenados a ser siempre del otro, a darnos, a regalarnos, a entregarnos y de la misma forma a recibir a los otros. Por esa razón sentimos que estamos rotos cuando alguien se va y sentimos que estamos llenos de nuevo cuando alguien aparece.
Estar con alguien es apostar a ganar y a perder, porque ese es el paquete y no existen mitades. No hay que tenerle miedo a la soledad ni a sentir que nuestro corazón ha sido pateado como una piedra más en el camino, ¡qué bueno que nos patearon! Siempre va a llegar uno más, no importa la edad que tengas, no importa cuánto tiempo haya pasado; por eso debes permitir que tu corazón siempre sea un condominio, un condominio con habitaciones infinitas, con pasillos interminables y barandales que presenten miles de paisajes luminosos.
No importa cuánto tiempo haya pasado, reconocerás al amor porque siempre huele igual.
***
Las fotografías que acompañan este texto pertenecen a David Uzochukwu, si quieres conocer más sobre s trabajo, puedes visitar su página oficial.
**
El amor nos transforma. Cada persona que aparece en nuestra vida es pieza fundamental en el construcción de nuestro ser, si quieres que alguien sepa cuán importante es para ti, dedícale alguno de estos poemas.