Todo era cuestión de aire.
De humo.
De toxinas dañinas que solían calmarme, que solían darme vida, llenarme de algo.
Respirar… Después de este cigarro la capacidad de los pulmones disminuye…
Las horas eran tiempo suspendido si me miraba.
No puedo decir mucho de él.
No me interesan los significados.
Era él quien deseaba un orden.
Me volví la obsesión de mantenerlo.
Me gusta respirar.
Me gusta estar afuera, así alguna vez podré entrar y habrá algo.
No hubo tregua. No hubo guerra.
El silencio se desgastó.
Revivía del aire que me proporcionaba su boca.
Él respiraba, yo de él. Mi nariz junto a la suya, respirándonos. Todo, todo era cuestión de aire, de lo intangible.
De los caminos que recorríamos a desgana, que dibujaba como sus mapas. Sus líneas, esas que me desesperaban y me llevaban al punto donde podía encontrarlo. Donde podía amarlo.
Encontraba en sus labios lo que perdía a propósito durante el día para sentirme rescatada por su boca.
Me encantaba verlo desesperar.
Después de este cigarro la capacidad de los pulmones disminuye…
Si este humo entra y me llena el dolor saldrá.
Después de él…
Respirar…como si fuera tan fácil.
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La imagen que acompaña este texto pertenece a la fotógrafa española Lovenenoso