Sé de memoria tu silueta, tu forma que se proyecta entre las sombras

Sé de memoria tu silueta

Sé de memoria tu silueta

Cada noche te miro a través de mi ventana, sé de memoria tu silueta, tu forma que se proyecta entre las sombras. Tan sólo mirarte me hace figurar mil cuentos en tu cama.

Durante el día mi mente divaga y vuela buscándote… esperando la noche, la hora de observarte, el momento de desnudarte entre las tinieblas. La espera termina, el día llega a su fin y contento me entrego a esos momentos de gloria. En silencio a lo lejos mi corazón se agita, a media luz te reconozco, mientras tú con una querencia puntualmente concebida vas despojándote de las prendas que cubren tu esencia. Cual ritual espiritual y extraordinario lo disfruto con tal encanto. Como primer acto sueltas tu cabello, relajas tu espalda y mi cuerpo empieza a hervir. Giras como si me miraras, como si supieras que a lo lejos tu amante escondido aguarda por ti, mi anhelo crece, mi piel se eriza, y logras todo tipo de reacción en mí.

Suspiro, ahogado en placer. Desabotonas tu blusa lentamente o los días que tengo más suerte, tomas tu playera y de un tirón te la sacas, dejando a flote tus pechos delicados, volando armoniosamente con tus dulces movimientos. Te sientas al borde de tu cama para desatar tus zapatos, grande asombro ver tus finos pies blancos, delicados y que parecen gritar tu deliciosa exquisitez, los acaricias uno a uno y relajas tu cuello. Mientras yo con cada uno de tus movimientos, me excito, me enamoro, me tienes ahí más tuyo que cualquier otro ser. Adoro toda tu forma, todos tus gráciles gestos, me deshago adivinando tu olor, imagino poder sentir tu piel, invento el sabor de tu boca, la dulzura de tus labios, el calor de tus brazos… todo esto y mucho más despiertas en mí, desde lejos a media luz. No quiero ni pensar lo que sería poder tenerte en mis manos, mirarte de cerca, sentir tu respiración junto a la mía. Regreso de ese ensueño, sacudes tus pies que ya descansan un poco. Prosigues con ese rito maravilloso, ha sido un día largo. Ya soy capaz de reconocer tus días difíciles de los que son más ligeros. Hoy no ha sido un buen día, a jalones te quitas el pantalón, lo lanzas por ahí, abrazas un poco tus piernas te acurrucas unos instantes, buscas esa paz perdida.

Quisiera abrazarte, ser tu apoyo, acompañarte.

De un salto te pones en pie, llevas toda mi atención, tu cuerpo majestuoso está ahí, y yo estoy ahí para él, para observarlo, para conocerlo, para recorrerlo. Tu alma llena de matices también se expone a esas horas, entre tinieblas, desnudas igualmente tu mente, sin miedos, sin tapujos porque eres tú, libre y real. Qué dichoso me siento de ser espectador de estos instantes, mi mayor ilusión es poder estar contigo y vivir este sueño que en mi mente ensayo.

Tu sonrisa vuelve como tomando un respiro, acomodas tu cabello, danzas un poco frente al espejo, tus pechos preciosos y suaves, tu cintura estupenda, tus caderas apasionantes que siguen tu compás. Tus piernas torneadas donde me pierdo, donde alucino habitar. Sigues con tu alegría renovada volteas y de espaldas a mí, dejas tus glúteos sugestivos frente mío. Desamarras tu sostén, liberas esos jugosos pechos que enjaulados se resguardan en el día, encendido, seducido, deseoso, complacido… me deleito desde lejos.

Enciendes mi cuerpo, mis sentidos, los ojos se me salen, mi forma crece, mis manos se deshacen por poder sentirte. Recorro tu suave mirada, tu bello cabello que cuelga sobre tu espalda, toda tú, te adoro. Ardo por dentro, pulso caliente. Tus pezones juguetones se balancean, mi boca se derrite, atónito aprieto los ojos y sigues ahí mirándome y yo deseándote fervoroso. Das un último salto, giras, extendiendo los brazos y mi naturaleza emana, mudo de placer te observo, deleitoso soplo me regala esa ventana sigilosa en medio de tinieblas, cada noche.

Una franela vieja te cubre y en calma te acomodas en tu cama, devota armas tus plegarias y yo enamorado, sigo mirándote, ruego por seguir ahí para ti y con la esperanza de que la próxima noche estés para mí. Te mando un beso, mi corazón, todos mis alientos, en sigilo. Tan sólo en silencio. 

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