A continuación un poema sin título escrito por Cristine Sánchez:
Le vi observar el espacio que limitaba entre nosotros, mientras yo imaginaba estar entre los pensamientos de un desconocido que veía sobre la nada, o me pregunto si sobre todo.
Le vi sentir la música de una guitarra que tocaba un amigo, y me pregunté quién era.
Le vi fumar, cuán excitante fue.
Le vi marcharse una vez, se iba oscureciendo el día.
Le vi otra vez.
Le vi mover el cabello amarillo y largo, y sentí que se detenía el tiempo paulatinamente.
Le vi reír y cómo se extendían sus labios para abrir todo un universo muy adentro de mi cabeza, y no pude evitar sonreír también.
Vi cómo se expresaba, de repente habló y me quitó las palabras, pero me las devolvió para que escribiera poemas.
Vi sus manos pequeñas y poderosas.
Le vi abrazar a una amiga, y casi lo sentí también… era cálido.
Vi sus ojos, supe entonces que había visto todo.
Luego le sentí.
Sentí sus manos en mi espalda y vibré, aun cuando pensaba que ya lo había hecho antes.
Sentí sus ideologías y sus preguntas. Se pegaron como un cromo en mi mano.
Sentí su mirada sobre mí y cohibida huí porque mi mundo estaba al revés.
Sentí el primer beso, de repente explotó sobre mí demasiada inspiración y me asusté.
Sentí su piel, que tiene el aroma de una madrugada.
Le sentí arriba, abajo, sobre mi espalda, al revés y al derecho; y me tragué todo nuestro sudor.
Sentí, sentí todo y quería más.
Escuché cómo decía mi nombre… “Cristine”.
Le escuché decirme palabras hermosas que no existen.
Le escuché cantar y me regaló la paz que necesitaba.
Le escuché hablar sobre música, literatura, realidades y drogas.
Le escuché y no quiero que pare de hipnotizarme.
Me hizo despertar sentidos, crear textos, bailar, admirar grupos musicales, ver la luna por horas, casi que me hizo de nuevo.
Le quiero.
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El universo romántico se expresa en la poesía de forma vívida, tan vívida como las sensaciones y los argumentos.