Pasas tanto tiempo con ciertas personas que empiezas a ver cómo te mimetizas con ellas. Después de unos meses te das cuenta que has tomado hábitos de dos, tres o más personas con las que estás entre ocho y diez horas al día, cinco días a la semana. La vida en una oficina llega convertirse en un ritual, la hora de juntas cuando algunos desaparecen, la hora de comida en la que intentan olvidar el trabajo que tienen atrasado y claro, los chismes que al parecer mientras más tiempo estás en ese trabajo te das cuenta que son más de los que puedes mantener al corriente.
Se quejan de las prestaciones, de las pocas cosas que administración y recursos humanos hace por quienes son el pilar de la empresa. Muchos hablan de renunciar y seguir su verdadero sueño que cada vez se ve más lejano. Nadie quiere pasar más de 40 horas a la semana atrapado en un edificio en el que poco a poco ven sus mejores años irse, pero nadie se va. Los pocos que se van son despedidos e intentan hacerlo discretamente, pero tal como ellos lo llegaron a saber antes, seguramente ya hay muchos que están al tanto de su partida, las causas, consecuencias y con algo de suerte, quién tomará su lugar.
“Conformarte es perder tu alma”.
Algunos saben quién se ha acostado con quién. Hay quienes tienen información de los gerentes y jefes, algunos conocen los dramas familiares y personales de sus compañeros y siempre están los que no quieren enterarse de nada, salir en cuanto terminen su trabajo y no saber nada de esas personas hasta el día siguiente.
Todo lo que puede suceder en un trabajo, realmente en cualquiera, lo describe Joshua Ferris en su libro “Then We Came to the End”. Considerado uno de los mejores libros del siglo XXI hasta la fecha, la novela narra la historia de una oficina de publicidad, justo cuando la burbuja de Internet está explotando. Personas que llevan toda una vida en una empresa que les ha dado prestaciones y mucho dinero por lo que parece muy poco trabajo pronto comienzan a ver cómo sus empleos corren peligro por las nuevas tecnologías, el nuevo talento y lo más importante, el recorte de presupuesto.
“Amábamos matar el tiempo y teníamos formas de hacerlo. Andábamos por los pasillos cargando papeles que indicaban cierta misión de negocios cuando en realidad buscábamos dulces gratis”.
El autor del libro escribe en un omnipresente “nosotros”. Se trata de toda la oficina, por lo que en realidad es como si leyéramos un gran chisme en la sala de juntas. A pesar de eso, podemos entender que hay ciertos protagonistas y que tú, al leer sus acciones y personalidades, podrás identificar en alguien que conoces.
Karen es quien se entera de todo antes que todos, también conoce los hot spots de Chicago y si alguien lo hace antes que ella su mundo se viene abajo. Carl es el hombre que antes era divertido y único, pero gracias a su esposa ahora se siente castrado y lo refleja en la oficina, lleva sus problemas a todos lados y poco a poco la gente lo rechaza. El libro muestra personajes únicos y reconocibles en cada oficina. El que fuma todo el día, la que actúa como madre de todos y sin la que la oficina se caería a pedazos y algunos aún más problemáticos.
Un libro sobre una oficina puede sonar aburrido, pero Joshua Ferris incluye situaciones cotidianas y tan graciosas como aterradoras. Parte de la acción de todo el libro se centra en el despido de Tom Mota, un hombre que tras una crisis emocional es despedido. Muchos creen que ya no lo verán nunca más, pero su promesa de vengarse del lugar que jugó tan mal con él hace que algunas personas crean que puede regresar y matar a todos con una escopeta (un temor común en muchas oficinas). El miedo es mayor en Amber, quien se encuentra embarazada de Larry, otro empleado de la oficina, el único problema es que Larry está casado con otra mujer y pasa sus días –además de pensando que ese romance de oficina no valió la pena– insistiendo a Amber en que aborte.
“Algunos días se sentían más largos que otros. Había días que se sentían como dos días entero, lamentablemente nunca era durante los fines de semana. Los sábados y domingos pasaban el doble de rápido. En otras palabras, había semanas en las que sentíamos que trabajábamos diez días enteros y sólo descansábamos la mitad de uno”.
La actitud pasiva agresiva es tal vez una de las cosas más irritantes del mundo contemporáneo y si creías que una relación sentimental es perfecta para demostrarlo, estás mal, las oficinas son las verdaderas maestras. Hacer o decir algo que molesta a alguien y no enterarse es una de las más sencillas formas de iniciar una Guerra Fría en la oficina.
Los rumores se esparcen más rápido que en una secundaria o preparatoria y la gente es obligada a tomar bandos. Los saludos se vuelven fríos, las conversaciones más intensas y los planes para salir a comer pueden ser lo más incómodo al tener que dejar a alguien afuera por culpa de otra persona. Joshua Ferris no deja una sola cosa que pase en un trabajo fuera del libro.
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Lo que sabes hacer es parte del trabajo, pero saber cómo sobrevivir en una oficina es indispensable y este libro te enseña con algunos de los ejemplos más graciosos. A diferencia de “The Office”, lo que pasa en la oficina de Chicago es un escenario al que te enfrentarás en algún momento. Así que ten cuidado cuando dos compañeros peleen cerca de tu zona de trabajo.