Lucía Koike comparte nuevamente parte de sus escritos. En esta oportunidad se presentan tres poemas cortos en prosa que indagan, como mensajes cifrados, en temas universales e íntimos al mismo tiempo: la soledad, el deseo, el amor y el desamor. Disfrútalos.
QUIEREME EN ESTA CONFUSIÓN
¿Cómo te digo que soy una gran confusión? Y que de esa confusión no sé qué es lo que quiero y lo que no. Porque te juro que tampoco sé lo que hago. ¿Podrías soportarlo? Por favor, no me digas que sí porque hasta eso me confunde. Gracias por todo y al mismo tiempo te pido disculpas por no ser lo que quizá necesitas que te devuelva, pero te juro que no es mi intención no darte más de lo que me das. No olvido ni cada palabra ni cada sonrisa, ojalá no te olvide porque esto no me lo podría perdonar.
¿CÓMO DECIRLO? ¿CÓMO DECÍRTELO?
¿Cómo te digo que me siento bien así? Que me pregunto cada minuto ¿por qué no me siento de otra manera? Que no paro de pensarte y que de alguna forma u otra, no paro de llamarte a gritos. Ojalá algún día me entiendas, ojalá puedas comprender todo lo que soy y ojalá puedas conmigo. Todo, todo puede pasar. Pero siempre creo que es tan fiel la soledad que todo hará por quedarse junto a mí. Y espero que eso no nos impida arriesgarlo todo.
No creas que no me importas, porque te equivocas. Solo que si nunca te hablo es porque no sé qué decir. ¿Cómo te explico que me siento así? ¿Cómo hago? Ayúdame, porque no logro superar esta inhibición.
¿Será que el miedo cuida al corazón? Todavía estoy buscando la respuesta… en vos.
TU VOZ
Tu voz es lo más pacífica que escuché, es fluida, es placentera, es cálida. Te escucho y es lo más lindo que puedo escuchar durante el día. No hay un cuento que no sea mejor leído que por tu preciosa voz. No hay nada, absolutamente nada. Tu voz encaja en cualquier lugar y en cualquier momento. Y ¿sabes que más? Tu voz me calma.
Tu voz es mi canción favorita, es el fondo sonoro que necesito escuchar cuando estoy enojada, me tranquiliza y me centra. No quiero dejar de escucharte, no dejes que te callen, porque es encantador escucharte susurrar.
*
Las imágenes pertenecen a Luciano Stofel.
Puedes apreciar más de su trabajo fotográfico aquí.
***
Pase lo que pase, no hay motivos para decaer en función de lo que dictan nuestros instintos primordiales. La felicidad y la tristeza son una dualidad amplia que se complementan. No es preciso desistir. Hay que avivar el fuego interno.