Todo parece más claro cuando recostados en el pasto.
Todo es tonto pero a la vez tiene sentido…
Apuntamos al cielo, buscando grillos cuando la verdad están en nuestros oídos. Por eso no escuchamos más allá de las risas.
Reímos inventando un mejor mañana y la euforia nos devora las entrañas.
El mañana es futuro pero cada segundo es el futuro y cada segundo es ahora. Y ahora. Y ahora. ¡Y ahora! ¡Y ahora!
Hasta que explotamos.
Y todo vuelve a empezar.
Cada vez en pedazos más pequeños y complejos… Sobrepiénsalo.
Todo se siente mejor con los ojos cerrados.
Puedes escuchar en verdad, degustar labios… O, a excepción de los ocasos. Aquellos debes mirarlos y admirarlos.
Esos sí se deben mirar… Como la luz verde al cruzar o cuando alguien cuenta la verdad.
Entre silencios cómodos y Oooh’s del viento, pienso. Y no encuentro razón alguna para no estar aquí, en este momento. En este cuento.
¿Nos vemos mañana de nuevo aquí conejo para reír de nuevo?