No hay nada más que tus ojos en las nubes,
derrames de tu alma en todas las flores,
miles de caricias puestas en mi piel.
No hay nada más qué penar
cuando regresas con tus cabellos acariciando brisas,
se acaban las lluvias tristes al pensarte conmigo.
Cesan los sentimientos de antes,
donde los golpes sonaban duro
en los interiores del corazón,
los mismos que desgarraban los días de luz,
terminan al estar tú, tú y tus manos,
tú y tus miradas, tú y las muertes que me resucitas.
Estamos en la zona de recuerdos dulces,
meses rosas, noches en bancas, allí,
donde los besares estallan.
Nos hallamos
en el tiempo donde
se desatan las pasiones
del mundo en un roce.
No hay nada que pensar,
no pensamos, callamos,
cerramos las bocas, ojos hirvientes,
labios hinchados, lujuria manual,
luna mojada, sol a medio secar, pasión.
Somos lo que admira el mundo,
somos el mundo que admiramos,
somos uno para el otro, otro para el uno,
uno y otro para los dos a la vez,
somos inmensos y solo tenemos amor.