¿Cuándo pensamos en la muerte por primera vez? Parece que en ese momento se abre una caja de miedo y angustia que no se vuelve a cerrar. Pensar en la muerte es una sentencia de la que no podemos escapar; un cuerpo espacial que gravitamos, que nos mueve y que en algún momento nos devorará. Hablar de nuestra propia muerte no debería ser motivo de miedo o de angustia, sino una síntesis en la que comprendemos la vida misma. En los siguientes poemas de Horacio Warpola —que forman parte del libro Badaud Electrónico Antología de poesíakomandroviana 1965-1985— la muerte es una sonrisa macabra en cada esquina de nuestra existencia.
POEMAS PARA NIÑOS FANTASMA (1984)
La mayoría de los jóvenes creen que hay vida
después de la muerte
Luego se arremangan sus camisas y salen a buscar
chicas
Si es necesario se ponen bermudas para presumir los
tatuajes en el chamorro
Están seguros que cuando mueran van a poder
seguir haciendo un montón de cosas Tienen la
certeza de que si mueren jóvenes se quedarán
jóvenes
Como si la eternidad fuera una taberna donde los
hombres bailan sin camiseta
Con el tiempo se acostumbran a que la vida no
pronostica las situaciones Al otro día se enferman de
fiebre amazónica
Otro día se les muere alguien cercano
Después sus padres van a dar al policlínico
La certeza y la intimidad se agotan como aliados
inesperados Puedo ver su sonrisa macabra
Anda por allí bajo el sol y sin sombrero
***
Los árboles las plantas los conejos
las hojas los troncos las orejas
La piel se arruga
Se vuelve complicado abrir una lata de guisantes
arrojar una semilla cultivar una flor brincar por el
patio soñamos con el primer brote de púrpura
soñamos con la tierra húmeda de las Islas Salomón
soñamos con un bosque de tréboles
a veces nos caemos
y abrimos nuestros cráneos
Todo el tiempo soñamos con la muerte
dejamos que nuestras raíces quiebren el concreto
que germine un tallo con una flor de fuego
que los orines se vuelvan veneno
No importa quién seas
como semilla como átomo como mineral resurgirás
de la brea
***
Conocí un niño fantasma
usaba pantalón de mezclilla y playera negra
habitaba un cuarto del Hotel Feregrino
me quedé allí alguna vez
me inyectaba
bebía ron
lloraba frente al espejo y después me iba
La primera vez que lo vi
él estaba sentado en la orilla de la cama intenté
girar
pero no tenía las fuerzas
más tarde reventé en un bar de la avenida Fabia
sentí una uña encajándose en mi pecho
De la oscuridad apareció él
indicó hacia dónde tenía que dirigirme
***
Hoy vi unos niños jugando con un bate de béisbol
estaban suponiendo que el bate era un micrófono y
que ellos aparecían en vivo por televisión
¿Cuántos niños quieren ser celebridades?
Los cerebros jóvenes creen que pueden ganar
cualquier estúpida competencia
**
Algunos grandes poetas mexicanos han escrito sobre la muerte. Si te interesa conocer sus obras, te recomendamos leer a Jaime Sabines y al joven escritor Gerardo Arana.