Si me siento junto a ti,
la callada felicidad de tu presencia
se va impregnando poco a poco
en el ritmo de mi respiración,
en la vida de mis pestañas,
que se abren y se cierran
mientras te observo en silencio…
¡Y eres tan inmenso con tus labios sellados!
¡Tan glorioso cuando los abres sólo
para unirlos a los míos!