El poema que se presenta a continuación, el cual no tiene título, fue escrito por el joven autor Otto Valbuena, quien suele resumir en sus minúsculas pero incisivas obras un pacto del momento detenido en la soledad de una forma orgánica y sublime, como una contemplación de la belleza en cuanto la imaginación erótica toma el control de la situación.
Horas circulares comprimen esta existencia
cuando tus cabellos reaparecen en mis pesadillas para convertirlas en dulces pensamientos
estiro mis brazos
estiro mis dedos
y toco todo lo que a mi alcance este percance permite
no soy un recuerdo inerte
sino el oleaje constante que persiste en tus costas.
Surcos del tiempo
aristas de la grieta que define el contorno
en esta dimensión austera
huye hacia mí una vez más
para colmar la brisa en la cama
y coronar con gestos la sal de tu cuerpo.
En el olvido nos desvanecemos juntos
pero juntos prevalecemos en la memoria oculta
sin desconciertos y a la espera
cuando el tedio te condena mientras la belleza de tu figura circunda mis pensamientos
día tras día
cosido en un segundo.
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Las imágenes que acompañan al texto son propiedad de Riccardo Bandiera.
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