Bajo la claridad
se agitan nuestras alas,
convertimos el sentimiento en la letra muerta de la palabra,
alguien nos escucha…
Un murmullo en silencios se quiebra,
el arroyo sin lluvias, diseca a las abejas
rechina la aurora
cientos de luciérnagas tintinean allá en la selva negra.
Si los botones fueran cuencas,
la desnudez del alma sería una estrella
y nuestros días entre los dedos se resbalan
y esta frase siempre me acompaña:
La muerte es la incapacidad de comprendernos, los unos a los otros.
La fotografía que acompaña esta publicación fue tomada por el autor del poema.