¿Quién no se ha imaginado cómo sería haber vivido en los siglos de castillos, caballeros y monarcas? Ken Follet, uno de los escritores más exitosos y vendidos del mundo, vuelve con Una columna de fuego, una novela apasionante e intrigante capaz de mantener al lector en suspenso página tras página.
La historia comienza en 1558 en medio de la incertidumbre por la muerte de la reina María I de Inglaterra, y el ascenso al trono de su media hermana, Isabel Tudor, quien practicaba el protestantismo; hecho que cambió radicalmente las cosas para quienes profesaban la fe católica, aún cuando la nueva reina se mostraba más comprensiva y tolerante.
En medio de este contexto dividido entre la tolerancia y el fanatismo, se narra la historia de Ned Willard, un joven protestante hijo de una de las familias más importantes y prósperas de Kingsbridge. Ned se ve obligado a darle un drástico giro a su vida luego de que su madre es acusada de usura, y la chica a la que ama es forzada a contraer matrimonio. Dadas las nuevas circunstancias de su vida, Ned acepta el empleo que le ofrecen en la corte y así se convierte en miembro del servicio secreto de la reina.
La novela tiene una ambientación histórica perfectamente documentada, es ágil y al mismo tiempo compleja. No sólo porque enlaza la vida de un montón de personajes, sino porque aborda un tema difícil: la libertad de culto. Y lo hace mostrando dos caras de la moneda, la tolerancia y la intolerancia, algo que en estos días no nos es ajeno.
Follett estudió Filosofía y comenzó su carrera como reportero en un prestigioso diario británico, pero abandonó el periodismo al darse cuenta de que no era para él. Sin embargo, su formación universitaria y sus años en los diarios le dejaron una marcada tendencia a cuestionarlo todo.
A partir de entonces comenzó a escribir, y en 1978 publicó su primera novela, El ojo de aguja, un thriller que le valió el premio Edgar Allan Poe. Tras conseguir esta distinción, Follett continuó escribiendo y publicó cuatro libros más del mismo género, Triple, La clave de Rebeca, El hombre de San Petersburgo y Acuéstate con los leones. Casi 10 años después de la aparición de su primer libro, Follett sorprendió a sus lectores con un proyecto totalmente distinto a lo que los tenía acostumbrados. Publicó Los pilares de la Tierra, ambientada en la Inglaterra medieval del siglo XII. En ella narra la construcción de una catedral en la ciudad ficticia de Kingsbridge. La novela cautivó al mundo entero y a él lo posicionó como un maestro de la novela histórica, un género que se distingue por mezclar con sutileza personajes reales con ficticios, integrándolos en un mismo universo para lograr una historia que oscile entre la realidad y la ficción.
Kingsbridge pasó a formar parte indispensable del universo ficticio de Follett, aún cuando la segunda parte de la trilogía, Un mundo sin fin, se publicó casi 18 años después. Si bien es cierto que las tres novelas están ligadas, tienen un narrativa independiente a las dos primeras, pero comparten el contexto histórico. Mientras que en Una columna de fuego el autor traslada al lector renacimiento, llevándolo a través de Inglaterra, Francia, Escocia, España y los Países Bajos, mostrándole una Europa dividida por la intolerancia, el odio, la ambición y el poder. En definitiva, es un buen cierre para esta trilogía que es ampliamente recomendable, sobre todo para quien es amante del género histórico.
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