Anne Sexton, perteneciente al club de las poetas suicidas, evidencia en su poética un afán encarnado y desinteresado al mismo tiempo por indagar en los momentos de profunda intimidad que la atraviesan, magnificados sutilmente por el peso y la dimensión de su verbo. Con ello se deslinda de toda noción moral y se enaltece su propia imaginación, poblada por el erotismo, el amor y los sentimientos cotidianos como la soledad, la fascinación con la muerte y el desasosiego por la trampa del amor, lo que la convierte en una obra profundamente confesional. Disfruta a continuación uno de sus textos, traducido al castellano por Sandra Toro.
Una vez y otra vez y otra vez
Dijiste que el enojo iba a volver
como volvió el amor.
Tengo una mirada negra que no
me gusta. Es una máscara que me pruebo.
Cuando emigro hacia ella, su rana
se sienta sobre mis labios y defeca.
Es vieja. Y además, una pordiosera.
Estuve tratando de tenerla a dieta.
No le doy la extremaunción.
Hay una mirada buena que uso
como un coágulo de sangre. La
cosí sobre mi pecho izquierdo.
Hice de ella una vocación.
Ahí se plantó la lujuria
y yo te puse a vos y a tu
hijo en su pezón.
Oh la negrura es homicida
y el pezón reboza
y cada máquina funciona
y yo voy a besarte cuando
acuchille a una docena de hombres nuevos
y vas a morir un poco,
una y otra vez.
*
Las imágenes que acompañan al texto son propiedad de Jesse Herzog.
***
Si quieres saber más sobre letras, descubre cómo dominar el fino arte de hacerse pendejo y conoce las 12 frases que sólo tienen sentido cuando piensas que vas a morir de amor.