La joven autora Patricia J. Dorantes nos regala otro de sus textos, con un estilo en prosa que hace uso del imaginario erótico como forma de destacar el gozo y el regodeo de la soledad, con elementos propios que describen una historia en la que aparentemente no está pasando nada pero en la que está pasando todo.
Unas alas nuevas
No le importaba en lo absoluto que su vestido dejara al descubierto una buena parte de su voluminosa anatomía; es más, se sentía realmente orgullosa, cual mariposa presumiendo el vibrante colorido de sus alas. A su paso, cada uno de los murmullos burlones sólo lograba hacer que su sonrisa se hiciera cada vez más grande. Nadie de los que se mofaban de ella se habría podido imaginar su gran secreto.
Cuando la noche caía, las inhibiciones desaparecían por completo de su corazón, al tiempo que ella se enfundaba en prendas aún más diminutas. Nada ni nadie la detenía a la hora de salir a buscar una nueva aventura.
Poco le importaba quedarse completamente desnuda frente a sus amantes de ocasión. Después de todo, ellos sabían que la desnudez es la mejor lencería para cualquier mujer. Como si estuviera frente al más exigente de los públicos, no tenía reparos al dar mil y una piruetas lentas en la alcoba, buscando despertar aún más la pasión de su compañero en turno.
Por mucho que sus acciones sorprendieran a algunos de los incautos caballeros, acostumbrados a la sumisión absoluta por parte de las mujeres, ella rara vez hacía concesiones a la hora de llevar el mando en la cama. Desde el primer instante, ella les hacía saber que, para ganarse las más dulces miles de su amor, tenían que hacer méritos. Ella no estaba dispuesta a dar todo sí por un hombre que únicamente estuviera preocupado por satisfacer lo más rápido posible sus ansias sexuales, sin preocuparse por lo que deseara el cuerpo de ella.
En un rincón de la mente, muy cercano al sitio donde nace el olvido, había quedado la pequeña ninfa perdida que se había permitido durante varios años ser despojada de la llave que lleva a las puertas del deseo. Una mujer había nacido.
*
Las imágenes que acompañan al texto son propiedad de Sam Livm.
***
Si crees que todo lo que te rodea se desmorona, entonces estos poemas son ideales para cuando te sientas sola, decepcionada y herida.