Quisiera reventar mis cuerdas vocales,
De griteríos,
Pero mis amígdalas no son capaces de articular mi voz.
Mis pensamientos
llenan el vacío angustiante
que cubre hoy mi pecho
por una triste canción.
Mis horas son horizonte
de un nublado camino,
sin proyección,
el que calzaba y calzaba,
en sueños de colores,
y una alegre canción.
Mi cabeza antes aclarada,
yace arrancada,
de ideas y maleficios,
de enfermedades causadas,
sin vicios aparentes,
ni encrucijada que resolver.
Mis manos no me gobiernan,
mi corazón, calla
mis ojos miran:
y mis oídos se llenan de canciones alejadas.
No sé qué escribir.
Quisiera escribir mucho,
pero me seco.
Me constripo,
me constriño,
sin detención,
con ofuscasión,
sin pasión,
con poca atención.
Mi estómago se hincha,
mi piel sigue siendo la de un niño,
mis dientes son de viejo,
ya he perdido unos cuantos.
Y mis ideas se han bloqueado por una triste canción.