(…) Luego íbamos a un café para leer de nuevo el libro y hablábamos de él sin parar durante horas. Aquello era amor y a veces pensaba que, como en las películas, el amor era el único medio de traer un universo lejano hasta el nuestro.
– Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura 2006
El café, considerado a nivel mundial como una de las bebidas más olorosas y deliciosas, toma la denotación de factor de socialización. Originario de África y popularizado en Arabia durante el siglo XV, la bebida adquirió gran relevancia entre los habitantes, de ahí que Constantinopla, hoy Estambul, fuera la primer ciudad en establecer lugares públicos para beber café; sitios denominados: “escuelas de sabios”, pues en estos espacios se reunían las personas a discutir diversos temas, pasar un rato ameno y olvidarse, por un momento, de su rutina.
Teniendo en cuenta que la socialización es un proceso por el cual el individuo acoge los elementos socioculturales de su ambiente y los integra a su personalidad para adaptarse en la sociedad, el café resulta ser una forma de ésta: la gente se reúne y comparte sus experiencias adaptándose, así, al entorno que le rodea. Razón por la que, en 1550, los sultanes tuvieron la intención de prohibir las cafeterías, idea que más tarde abandonaron, pues los hubiese perjudicado económicamente, ya que se obtenían grandes ganancias de los altos impuestos del comercio de café en Europa y territorios del Imperio otomano.
Las cafeterías se extendieron por toda Europa y, en poco tiempo, se convirtieron en lugares de reunión entre filósofos e intelectuales, donde se discutían e intercambiaban ideas. La transcendencia ha sido tal que, incluso, algunas de éstas son actualmente auténticas instituciones: Café Zurich, en Barcelona; Café Gijón, en Madrid; Café Iruña, en Pamplona y Bilbao; Café Novelty, en Salamanca, entre otros.
El café ha sido no sólo motivo para la socialización, diversos artistas se han apropiado de su esencia y lo han transformado en algo más que una simple bebida, pues lo consideran fuente de inspiración, tal es el caso del novelista francés Honoré de Balzac, quien escribió: “Tan pronto como el café llega a su estómago, sobreviene una conmoción general. Las ideas empiezan a moverse, las sonrisas emergen y el papel se llena. El café es su aliado y escribir deja de ser una lucha”.
Actualmente, es usual invitar a una persona a tomar un café para platicar, pasar un momento agradable o, incluso, conocerse; igualmente, esta bebida se puede utilizar como medio de relajación en el trabajo o mientras se lee un libro.