La verdadera Mulán, la guerrera china que Disney transformó en princesa

La verdadera Mulán

La verdadera Mulán

Muchos conocen la historia de Mulán gracias a la producción animada de Disney Mulán (Tony Bancroft y Barry Cook, 1998), que la muestra como una de esas princesas de pesadilla. Aunque para algunos es posible saber cuál desorden mental padeces según tu princesa de Disney favorita, el fin de este texto es entrelazar la balada original china de Hua Mulán y su adaptación fílmica, con el objetivo de identificar los conceptos de estrategia y táctica de De Certeau, disciplina de Foucault y la perspectiva de género de Federici, tomando en cuenta el contexto social, político e histórico en el cual se desarrolla la historia.

Mulán según Disney

La balada Mulán

Los insectos celebran con su canto la tarde.

Mulán está tejiendo ante la puerta.

No se oye girar la lanzadera,

tan sólo los lamentos de la niña.

Preguntan dónde está su corazón.

Preguntan dónde está su pensamiento.

En nada está pensando,

si no es en el rey Kong, su bello amado.

La lista del ejército ocupa doce rollos

y el nombre de su padre figura en todos ellos.

No hay un hijo mayor para el padre,

un hermano mayor que Mulán.

“Yo iré a comprar caballo y una silla,

yo acudiré a luchar por nuestro padre”.

Ha comprado en oriente un caballo de porte,

ha comprado en poniente una silla y cojín,

ha comprado en el sur una brida

ha comprado en el norte un buen látigo.

Al alba se despide de su padre y su madre;

cuando anochece, acampa junto al Río Amarillo.

Ya no escucha el llamado de su padre y su madre,

tan sólo el chapoteo del caballo en el agua.

Al alba abandona el Río Amarillo;

cuando anochece, llega a la Montaña Negra.

Ya no escucha el llamado de su padre y su madre,

tan sólo a los caballos relinchando en el monte.

Cruzó miles de millas en busca de la guerra,

corrió como volando por pasos y montañas,

las ráfagas del cierzo traían son de hierro,

a la luz de la luna brillaban armaduras.

Allí los generales luchando en cien batallas

morían, y después de haber dado diez años

volvían a su casa, valientes, los soldados.

De vuelta, es recibida por el Hijo del Sol,

que se sienta en la Sala de los Resplandores.

Le concede medallas por sus méritos muchos,

le ofrece alas de pato crujientes por millares.

El Khan le ha preguntado qué quiere hacer ahora.

“Mulán no necesita honores oficiales,

dame un burro robusto de cascos bien ligeros

y envíame de vuelta a casa de mis padres”.

Cuando escuchan sus padres que su hija se acerca,

los dos salen a verla, dándose de codazos.

Cuando escucha su hermana que su hermana se acerca,

se arregla y se coloca delante de la puerta.

Cuando escucha su hermano que su hermana se acerca,

saca filo al cuchillo, sacrifica un cordero.

He abierto la puerta de mi cuarto oriental,

y en el occidental me he sentado en la cama.

Me quité la armadura que llevaba en la guerra

y me he puesto la ropa que llevé en otro tiempo.

Delante del espejo, cerca de la ventana

me he peinado el cabello enmarañado

y he adornado mi frente con pétalos dorados”.

Cuando Mulán salió ante sus camaradas,

todos se sorprendieron, quedaronse perplejos.

Doce años estuvieron con ella en el ejército

y ninguno sabía que era una muchacha.

Las patas del conejo saltan más,

los ojos de la hembra son algo más pequeños,

mas cuando ves un par corriendo por el campo,

¿quién logra distinguir la liebre del conejo?

Originalmente, la historia de Mulán proviene de un antiguo poema escrito en el siglo VI (dinastía Tang) llamado “Balada de Mulán”. Posteriormente, bajo el reino de la dinastía Ming, se publicó una novela basada en el poema original. Durante la dinastía Tang, a las mujeres se les veía combatiendo en el campo de batalla, la introducción de la imprenta les permitió aprender a leer y escribir, dándoles una mayor importancia dentro de la sociedad.

Por el contrario, en la dinastía Ming (donde se ambienta la historia de Mulán), las mujeres viven sometidas bajo el yugo patriarcal. Según la feminista Marta Fontenla (2008) el patriarcado puede definirse como un sistema de relaciones sociales sexo-políticas basadas en diferentes instituciones públicas y privadas y en la solidaridad interclases e intragénero instaurado por los varones, quienes como grupo social y en forma individual y colectiva, oprimen a las mujeres también en forma individual y colectiva y se apropian de su fuerza productiva y reproductiva, de sus cuerpos y sus productos, ya sea con medios pacíficos o mediante el uso de la violencia.

Las mujeres debían de estar dentro de sus viviendas, salir a la calle cubiertas con velos o en sillas con cortinas, desarrollar las “virtudes”, como se le llamaban en esos tiempos, de una buena esposa: preparar y servir los alimentos, tener y criar hijos, atender y respetar a su esposo, servir el té para honrar a los ancestros y sobretodo no inmiscuirse en asuntos del estado (reservados para los hombres). Como las labores femeninas eran subestimadas por no ser fuente de ingresos económicos, las mujeres no tenían un valor de opinión social (Federici, 2004).

Hua Mulán es una joven de 16 años, considerado en ésa época edad matrimonial. A lo largo de su vida, su madre y su abuela han intentado con mucho ardor inculcarle las virtudes de la buena esposa, pero Mulán es un espíritu libre, dice lo que piensa y no se muestra interesada en encontrar marido (siendo ésta la mayor aspiración que una joven podía tener). A Mulán le encantaba aprender, los animales y competir con los jóvenes de su edad. Disfrutaba hablar con sus familiares mayores acerca de temas políticos e económicos. Es por esto que es considerada una deshonra para su familia y su pueblo.

El Imperio chino está en guerra con los hunos, imperio euroasiático que había aterrorizado a China con sus excelentes jinetes, arqueros y guerreros despiadados y de táctica impredecible. La milicia requiere que cada familia envíe a un hombre para vencerlos. Mulán era hija única y su padre, el general Fa Zhou, un renombrado militar de antaño, con una herida de guerra que le impedía luchar, pero aun así aceptó la misión, ya que negarse a una obligación militar era el mayor deshonor.

La noche anterior de que partieran hacia el campo de batalla, Mulán roba la armadura y espada de su padre, se corta el pelo y se disfraza de hombre para tomar su lugar en el ejército. Cabe agregar que la milicia era un asunto estricta y exclusivamente ejercido por hombres y el castigo por la infiltración femenina era la muerte. Al enterarse de la partida de Mulán, los ancestros de la familia Fa envían a un legendario dragón para traerla de vuelta. En la creencia confuciana china, los ancestros eran una parte muy importante para el destino de las personas. Podían influir en la vida cotidiana y su deber era proteger a sus descendientes en todo momento.

Mushu un dragón de cargo inferior, se las ingenia para reemplazar al legendario dragón e ir en busca de Mulán. Cuando por fin la encuentra, decide ayudarla a completar su misión. El general Shang Li está a cargo de las tropas en donde se encuentra Mulán, quien no ha sido descubierta pero tiene muchas dificultades para ganarse el respeto de sus compañeros y del general a causa de su torpeza e inhabilidad en las artes marciales. Luego de un fuerte entrenamiento, Mulán logra alcanzar el nivel de los demás soldados.

Cuando por fin se encuentran con los hunos, éstos los superan en número y el terreno es incierto y la estrategia que habían elaborado con tanto cuidado durante los meses de entrenamiento se nulifica. Era una batalla prácticamente perdida para las tropas chinas, pero Mulán realiza un táctica bastante arriesgada con la esperanza de vencer a sus enemigos: detona un cañón contra la montaña, provoca una avalancha y detiene al enemigo. El resultado positivo de dicha táctica le permite ganarse el respeto de sus compañeros y del general.

Durante la batalla es herida por los hunos, cuando sus compañeros la curan, descubren que es una mujer. En lugar de matarla, como habría dictado la ley, el general Shang Li decide perdonarla, pero es expulsada del ejército y abandonada en las montañas. Las tropas se dirigen a la ciudad imperial para anunciarle al emperador que han librado a China de los hunos, mientras tanto Mulán seguía en las montañas, y descubrió que éstos no habían sido vencidos y que se dirigían hacia el emperador. Mulán cabalga a toda velocidad a la ciudad imperial para advertirle al general Shang Li que el emperador estaba en peligro. Cuando llegó, ya sin disfraz de soldado, nadie hacía caso a sus advertencias, ya que una mujer no debería de estar hablando de temas políticos. Los hunos llegaron y secuestraron al emperador dentro de su propio palacio. Mulán ideó un plan para rescatarlo. Al ver esto, el general Shang y el resto de sus tropas decidieron ayudar a Mulán. Lograron rescatar al emperador y por fin vencer a los hunos. Para entonces, el general Shang Li y Mulán se habían enamorado.

El emperador otorgó a Mulán las condecoraciones más elevadas que cualquier militar pudiera obtener y le ofreció un puesto en la corte imperial. Al regresar a casa de sus padres, Mulán regresó como heroína de China.

La historia está plagada de estrategias, como por ejemplo el reclutamiento militar, la planeación de las batallas contra los hunos e incluso la rutinización de la vida de las mujeres. Pero lo que me parece verdaderamente relevante es la manera en que Mulán, a través de tácticas como el disfrazarse de hombre, suplantar a un soldado o destacarse como militar, logra aprovechar la espontaneidad de las situaciones y obtener, como dice De Certeau (año) “una victoria del tiempo sobre el espacio”. Pero no sólo eso, sino que a través de dichas prácticas, consigue burlar el yugo opresivo que vivían las mujeres en ese tiempo.

La leyenda de Mulán es increíblemente similar a la historia de la emperatriz Fu Hao, esposa del emperador Wu Ding de la dinastía Shang. Esta emperatriz llegó a ser general de los ejércitos chinos, así como la líder militar más poderosa de su tiempo. Se cree que el poema original pudo haberse inspirado en ella.

Es de cierto modo controversial cómo, siendo Mulán una figura de identidad feminista tan fuerte y célebre; se haya escrito en un tiempo donde las mujeres de esa época vivían bajo una red disciplinaria que no les permitía opinar, actuar, mostrarse o ser organismos independientes de sus maridos, para que el elemento de poder disciplinario (Foucault, 2009) —ejercido por los hombres— tuviera total y completo poder sobre ellas. Disfrazando esta prisión sin rejas con el argumento moralista de la “virtud femenina” (Federici, 2004), haciéndoles creer que la sumisión es un valor. Fungiendo como mecanismo de poder extremadamente efectivo, ya que la disciplina no es aplicada con fuerza, sino que existe una economía del poder (Foucault, 2009).

Los instrumentos disciplinarios son claros: una inspección jerárquica y sanción normalizadora; ambas ejecutadas por la sociedad, pero implantada por el patriarcado. De la misma manera que Foucault (2009) compara el encierro que impone el Gobierno francés en tiempos de peste como una manera de “proteger” a sus ciudadanos, cuando en realidad es el sistema disciplinario político utópico, en Mulán, resulta ser una sociedad en donde los hombres tienen completo control sobre las mujeres. El hacernos creer que esa opresión es un modelo aspiracional de vida y comportamiento es, de hecho, el inicio del machismo (Federici, 2004).

La última estrofa del poema original evoca de la manera más elegante la premisa central del feminismo. Señalando que pese a nuestra diferencia sexual, tenemos las mismas capacidades tanto hombres como mujeres, sólo que la situación contextual puede ser determinante y si ésta privilegia con derechos, herramientas u oportunidades a un sexo en particular, no es de extrañarse que las capacidades de ambos sexos no sean equitativas. Mulán demuestra que las habilidades físicas, intelectuales y/o racionales de una mujer no son diferentes a las de un hombre.

Escrito por Mariana Vigil

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Las mujeres siempre han sido relegadas de la historia, debido a que los hombres son quienes la protagoniza, por eso, conoce la vida de la reina guerrera que desafió al imperio más poderoso.

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