Aunque pasen los días, los meses y los años, aunque se curen las cicatrices y ya no duela la memoria, aunque ya no sintamos igual o ya no deseemos que aquello vuelva, el amor se transforma y mientras haya significado, lo guardaremos para siempre en los recuerdos:
Aún recuerdo la mirada en tu rostro.
Tu sonrisa con brackets verdes.
Y yo pensaba “quédate”.
Pero para ti yo sólo era una amiga.
Una más.
Después ella me empujó hacia ti
y me sostuviste en tus brazos.
Reías y decías “lo siento”.
Pero apuesto a que ya lo olvidaste.
Y todavía recuerdo el día en que nos conocimos.
Fue hace 10 años.
Tú te fuiste en julio.
Pensé que ibas a cambiar de opinión.
Era el último día cuando me dijiste que
faltaba mucho para decir adiós.
Pero ahora ya estás muy lejos.
Tus dedos en el piano.
Y yo a lado de ti.
Era un día caluroso,
lo recuerdo todo bien.
Mi cabeza en tu hombro.
Tu beso en mi frente.
¿Te diste cuenta que te estaba mirando a los ojos?
Tus palabras sonaron como una promesa.
Y aquí yace el silencio.
Era solamente una niña, corriendo de un lado a otro.
Huyendo de tus ojos que me hacían suspirar.
Pero me encontrabas y yo me sonrojaba.
Hace cuatro años que no te veo.
Pero sigues presente en mi memoria.
No te has ido.
Te aferras a ella… prevaleces.
Cómo anhelo que regreses,
y que te quedes.
Verte una vez más me sería suficiente.
Poder darte un cálido abrazo y una última lágrima.
Decirte cuánto te quise, cuánto me inspiraste.
Recitarte mis poemas y cantarte esa canción que te compuse.
Vuelve.
Porque hay algo que falta.
Desde ese día… el último día.
**
Tal vez estos poemas de un hombre para romperle el corazón a cualquiera puedan ayudarte a mitigar los recuerdos…
**
Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Angie López.