Alejandra Zuñiga tiene a su disposición una buena cuenta de recursos literales y literarios que ha convertido en materia propia para plasmar las más sublimes referencias cotidianas en clave amorosa y erótica. Su poética (re)construye un mundo de palabras habitado por imágenes que remiten a los destellos más peculiares de la intimidad y de los sentimientos. Disfruta a continuación de otro de sus poemas, que apunta, como un manifiesto, a la reflexión sobre la soledad, la identidad y las trampas del amor en tiempos modernos.
No sé qué me ha pasado
ya no soy la misma
ahora uso lencería fina,
pantis y labial rojo,
que atrapa a cualquiera.
Voy de corazón en corazón,
sin compromiso,
ni amoríos, sólo
aventuras de una noche.
¿Qué le pasó al amor?
Se esconde tras la tecnología,
se esconde bajo el Internet
y redes sociales.
El amor se está acabando
se extingue del mundo,
es más importante una llamada
que un ramo de flores,
una junta que un aniversario,
un auto que un fin de semana,
la vida se nos va y el amor también.
No sé qué me ha pasado
ya no soy la misma,
busco atención, cariño
y tiempo, sin regalar mi dignidad.
Mi reputación está por los suelos,
pero ¿a quién le importa?
Al final la sociedad siempre juzga,
he cambiado y ahora
puedo tatuarme el alma, la mente
y el cuerpo.
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Las imágenes que acompañan al texto son propiedad de Zippora Seven.
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El reflejo es una imagen recurrente en la literatura sobre amor y desamor. Lee “Me vi en aquellos ojos y en cada lágrima que derrames”, poema que también fue escrito por Alejandra Zuñiga, para entenderlo.