En esta ocasión le escribo para contarle que el olvido me ha invadido, se han ido las memorias por el hueco que quedó en mi corazón reconstruido, ya no suena más la voz que me enamoró, no reconozco el sonido de los pasos que descansan en un pie cuando ya no pueden más, cubiertos por impares perdidos.
A veces se me salen los recuerdos por los versos y me da por buscar una mirada en las estrellas a sabiendas que desde esa ventana no se saben asomar, quizá cuando aparecen no pueda dormir y escuche un respirar en aquella grabación vieja que aún conservo, a veces salgo a caminar en avenidas arboladas de luces tenues y esquinas de té, una palmada en la espalda me lleva al árbol tejido donde nadie más le esperó en un sólo latido.
Quizá esta carta le parezca algo confusa , ¡qué atrevimiento el mío en escribirle! pero no pude resistirme, usted mejor que nadie sabe que lo mío es lo indebido, 365 noches he luchado por no buscar miradas en el bar y las letras se han escapado desde este lugar donde Norah Jones vuelve a cantar “come away with me in the night”.
Cuando se sienta como yo, y ya no exista nada más que recordar en una noche estrellada como ésta, cuando los caminos le parezcan conocidos y las luces sean tenues sonatas de jazz, y sienta que el olvido la ha invadido vuelve a mí.
Las fotografías que acompañan esta entrada pertenecen a la fotógrafa española Lovenenoso.