Texto escrito por María Paula Benavides
“Quiero hacer de mi vida una obra de arte”, afirmó Yukio Mishima en sus años de auge como uno de los más grandes escritores de Japón. Su suicidio pintó un lienzo que será recordado en el mundo de la literatura, razón por la cual se convirtió en un personaje histórico en aquel país asiático. Como decía Albert Camus: “el suicidio es algo planeado en el silencio del corazón como una obra de arte”, esto fue lo que pretendía Mishima cuando le puso fin a su vida; su suicidio como una analogía del arte. Algo que siempre deseó, según su madre Shizue.
Fue el 25 de noviembre de 1970 cuando Mishima y cuatro miembros vestidos de uniformes beige con cuello color verde, elegantes y pulcros con un cinturón negro de botón dorado, atacaron al comandante del cuartel general de Tokio del Comando Oriental de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. Dentro del lugar, Mishima quería inspirar a los soldados que se encontraban allí para que se revelaran, dieran un golpe de Estado y le otorgaran de nuevo al Emperador el lugar que merecía. Para su sorpresa, la reacción de los soldados fue contraria y como no fue capaz de hacerse escuchar, se hizo un corte en el vientre y llevó a cabo un suicidio ritual por desentrañamiento; una práctica común entre los samuráis que consideraban su vida como una entrega al honor de morir de manera gloriosa.
Mishima murió igual que los samuráis, la decisión que tomó y cómo la llevó a cabo fue un reflejo de quién era en realidad: un hombre que no le tenía miedo a la muerte. Su fascinación por la ideología samurái lo llevó a escribir El camino del Samurái y En defensa de la cultura, en los que planteaba restaurar los valores de la cultura militarista.
El mismo día de su muerte finalizó su obra personal La corrupción de un ángel, que contiene el significado e importancia del honor y el respeto a las tradiciones. Su compromiso con la literatura y cultura hicieron que él se revelara contra la sociedad sumida en la decadencia moral. La historia que desarrolla en su obra tiene como ejes principales la preocupación por la vejez y el fin de las ilusiones, la consideración del suicidio como un medio para evadir el dolor de la existencia, la admiración por la belleza, y el horror por la grosería y vulgaridad de la sociedad moderna que su abuela le hizo ver desde que era un niño.
De pequeño entendió que la vida consiste en dos elementos contradictorios: la primera, que las palabras podían cambiar el mundo; y la segunda, que el mundo no tenía nada que hacer con las palabras. Es así como la poesía invadió sus finas fibras y cuando creció las letras se volvieron una parte más de él.
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En su adolescencia pulió sus ideologías, se consideró de derecha por su fidelidad al Emperador y a la vez de izquierda por su simpatía con los campesinos oprimidos y hambrientos. Fue huérfano al sufrir la mediocridad de su padre, pasó por dificultades económicas y fuertes discusiones familiares. Aquella formación artística, literaria, histórica, religiosa e ideológica fueron absorbidas por Hiraoka Kimitake, convirtiéndolo en Yukio Mishima.
Fue un joven enamorado en silencio y acostumbrado a la soledad; serio y callado. La tartamudez fue un problema que luego corrigió. Fue la fotografía de un hombre de tez blanca, quien estaba amarrado al tronco de un árbol, que ilustraba un libro de San Sebastián, lo que le causó emoción y placer para iniciar su vida sexual y su homosexualidad. A pesar de la atracción que tenía por los hombres, tuvo esposa con quien engendró una hija en 1959 y un hijo en 1961.
Sobrevivió a una guerra en la que habían muerto sus compatriotas y para Mishima, quien desempeñaba el rol como vigilante antiaéreo, fue un trauma imborrable. Durante esta época escribió historias cortas y poemas, en los cuales su temática descarnada atentó contra los aspectos más oscuros de las pasiones humanas, sus historias fueron un contraste entre lo cruel y la delicadeza de su estilo. Soñaba con unirse a la guerra y morir para el Emperador, aunque no fue apto para ingresar al servicio militar.
Detrás de su tez morena, ojos rasgados y oscuros, y cuerpo musculoso, se escondía un escritor crítico que se volvió significativo en su tiempo. Quien lo haya conocido sabrá que se hizo identificar por la obsesión que tenía con el entrenamiento físico y su fuerte sentido de la estética.
Trató de alcanzar una armonía entre sí, el arte y la sociedad. Era un experto en analogías y escribía cada letra de forma sutil hasta alcanzar la perfección en sus escritos; fue un poeta inefable. Mishima se retrataba en los personajes de sus historias al describir algunas de sus cualidades; de esta manera, también expresaba las contrariedades de sus conductas sobre temas como el suicidio y la belleza; sus más grandes miedos se veían reflejados en la personalidad de sus personajes literarios.
Su auge explotó cuando escribió Confesiones de una máscara, una novela narrada desde el subjetivismo con la que pudo alcanzar la valentía y desnudar con sinceridad sus obsesiones y más grandes verdades en un papel. Mishima también se describió como un niño enfermizo sobreprotegido que vivió bajo una familia estricta, pero a quien siempre le faltaría algo. En este punto es cuando se produjo la belleza argumental que tanto dominó: cuanto más profundizaba en sí y más se encontraba, más debía usar una máscara que le golpeara por dentro, de esto el título de su novela llena de erotismo, que representó su juventud entre 1945 y 1950 y con ello desenmascaró y plasmó su homosexualidad.
El legado que dejó fue tan importante que el Nobel de literatura Yasunari Kawabata, afirmó que no comprendía la razón por la que lo premiaban a él si existían escritores como Mishima; al que definió como un genio literario, uno de los pocos del mundo de las letras que la humanidad produce cada tres siglos. “Tiene un don casi milagroso para las palabras”. La literatura y la poesía fueron algo innato en él, y con el tiempo lo moldearon hasta convertirse en el escritor más reconocido de todos los tiempos.
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La historia está llena de personajes valientes y macabros, por eso conoce a la escritora que a los 15 años asesinó a la madre de su amante.