Dice el dicho popular que en la guerra y en las elecciones todo se vale. Pero este cinco de mayo se anunció una de las acciones más viles, incluso para los anales de la política mexicana: en Oaxaca se registraron 19 candidaturas en el segmento de competitividad que le corresponde a las mujeres, de las que 17 se reportaron como un fraude, pues quienes se registraron no son parte de la comunidad trans o muxe de Oaxaca.
La comunidad muxe es muy conocida y respetada al sur de México, y se trata de un grupo de hombres que asumen roles femeninos en todos los ámbitos públicos. Este llamado «tercer género» en la región zapoteca del Istmo es un grupo importantísimo dentro del espectro de representación en la diversidad sexual en México.
Muxes en una “vela”, fiesta típica zapoteca en la Ciudad de México. (Foto: Reuters)
Ante los registros de las candidaturas sospechosas, miembros de la comunidad muxe y colectivos en pro de la diversidad sexual presentaron una denuncia ante el Instituto Electoral de la Participación Ciudadana del Estado de Oaxaca (IEEPCO) para que se revoquen las 17 candidaturas que de forma «ilegal, perversa y deshonesta» se registraron como candidatos transgénero sin serlo sólo para ocupar cargos de elección popular destinados para las mujeres.
El fraude se confirmó después de que integrantes de las comunidades trans y muxe de Oaxaca hicieran una revisión y cotejo en el que de 19 sólo pudieron identificarse a dos candidatas como parte «legítima» de la comunidad: Kristel Ramírez Cortés y Grecia Jiménez Osorio.
Aunque por desgracia esta no es la primera simulación de representación por cuota de género en la política nacional, ya antes hubo mujeres que cedieron sus cargos públicos a sus maridos después de usar el arma de las cuotas de género: las llamadas «Juanitas» que se hicieron populares en México después de una ola de casos de renuncias a cargos públicos en 2009, pero que tiene su antecedente desde 1997, cuando hubo un aumento de 12 al 14 % de diputadas y del 4 al 12 % en senadoras de la 57 legislatura nacional.
Incluso hubo otra usurpación a la identidad muxe en abril de este mismo año, cuando la consejera carmelita Sibaja Ochoa dio a conocer que los partidos Nueva Alianza y Verde Ecologista habían intentado burlar la cuota de género al tratar de inscribir a seis candidatos hombres como mujeres y pidiendo «discreción» sobre su identidad sexual, hecho que en términos políticos no es posible pues hay principios de igualdad y no discriminación necesarios para realizar campaña y propuestas de políticas públicas. Así que se consideraron solicitudes apócrifas y por lo tanto, improcedentes.
Activistas en el Instituto Estatal Electoral de Oaxaca. (Foto: Verne)
Dado que las condiciones de «comprobación» de identidad sexual pisan el terreno de lo privado y es complejo afirmar que alguien miente respecto a su identidad sexual, el caso podría llegar al Tribunal Electoral del Estado, donde se considerarán procedentes o no las denuncias.
Casos importantes pues este año, además del cargo como presidente de la República, están en juego 3 mil 447 cargos de elección popular a nivel federal que tienen que ser vigilados con rigor en sus procesos.
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