El Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), instaló desde el viernes pasado dos módulos de atención para tomar muestras de ADN a familiares de personas desaparecidas, a fin de que sirvan para identificar a alguno de los cientos de cuerpos no reclamados.
César desapareció, su hermano Pablo lo buscó pero ya no volvió. (Foto: El Universal)
Sin embargo, los trabajos de recopilación de datos marchan lentamente con errores y negligencia. Entre toda esa desorganización está el caso de una madre que busca a sus dos hijos desaparecidos.
El nueve de abril de este año, el menor de sus hijos, César de 29 años, desapareció al salir de su trabajo en el centro de Guadalajara. Tras la desaparición de su hermano, Pablo, de 34 años, se dedicó a buscarlo durante meses.
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Familiares de personas desaparecidas acudieron a los módulos del IJCF para hacerse pruebas de ADN para identificas a los cuerpos. (Foto: F. Atilano/ El Informador)
Hasta que el 13 de agosto, Pablo recibió una llamada anónima en la que le dijeron “tenemos información de tu hermano”, y lo citaron en un punto cercano a su casa. Pablo acudió a la cita pero ya no volvió y tres meses después, su cuerpo fue localizado en una fosa clandestina de Guadalajara hace un mes.
“Yo le pedí que fuera con la Fiscalía y lo reportara, pero se empeñó en ir solo, dijo que era algo rápido y se fue en su moto”, cuenta la madre a El Universal mientras espera en una sala de los módulos de atención del IJCF.
El Semefo de Jalisco trabaja a marchas forzadas para identificar a los 322 cadáveres que estaban resguardados en dos tráileres. (Foto: El Informador)
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La mujer ha denunciado a los posibles responsables, pero las autoridades no han procesado ni vinculado los indicios del caso. Incluso se interpuso una nueva denuncia y pidieron que se vinculara la investigación por la desaparición de César.
El 5 de agosto, las autoridades descubrieron una fosa clandestina en la colonia Santa Elena de la Cruz, Guadalajara, allí encontraron el cuerpo de Pablo. La madre fue notificada por amigos de sus hijos del hallazgo, por lo que acudió al Semefo para saber si se trataban de César y Pablo.
Identificamos a Pablo por los tatuajes y ese mismo día vimos fotos que coincidían con la ropa que traía César el día que desapareció, entonces pedimos una prueba de ADN para ver si era suya.
El 5 de agosto diez cuerpos fueron hallados en una fosa clandestina en Guadalajara. (Foto: Ulises Ruiz/AFP)
El cuerpo de su hijo menor fue identificado con el número 256/2018, las pruebas de ADN fueron tomadas por la Fiscalía, y a un mes todavía no hay resultados pero sí errores en el manejo de las pruebas.
Cuando la madre acudió al IJCF le informaron que el cuerpo al que le realizaron las pruebas de ADN, clasificado con el número 256/2018, corresponde al de una mujer.
Entre tanto ir y venir, la madre está desesperada por la descoordinación del IJCF y de la Fiscalía para atender su caso. Después del error con las pruebas genéticas, a la mujer le dieron otro número pero tampoco corresponde al cuerpo de su hijo menor.
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