A Jesús Ramón lo subieron en una patrulla el 2 de diciembre del 2018. Dos policías lo seguían en una camioneta y al llegar a su negocio, en Hermosillo, Sonora, lo privaron de la libertad. Desde ese momento, su madre, Cecilia Delgado, no paró de buscarlo.
Dos años después, lo encontró en una fosa clandestina que ella misma tuvo que excavar para sacar sus restos. Después de buscar en cárceles, hospitales, municipios cercanos, Cecilia encontró a Ramón protagonizando una historia más de desaparecidos en territorio mexicano.
‘Hijo, te prometo que te voy a regresar a casa’
De acuerdo al relato de Cecilia, Jesús Ramón estaba con un amigo cuando desapareció. “Estaba con un amigo en su negocio, un expendio de cervezas, cuando llegaron una patrulla estatal y otra camioneta, una Chevrolet Silverado blanca con doble cabina”.
Todo eso fue la noche del 2 de diciembre del 2018. “Todavía cierro mis ojos y lo veo en esas condiciones en las que estaba. No se lo merecía”, dice Cecilia a la BBC, medio que retomó su historia. “En la policía estatal me dijeron que me iban a ayudar, que me iban a regresar a mi hijo. Me pidieron que me fuera y aseguraron que me iban a llamar. Jamás lo hicieron”, denuncia.
“Tuve que encontrar a mi hijo yo sola porque ellos no hicieron su trabajo. Mi hijo tenía 34 años cuando se lo llevaron. Era muy alegre, le encantaba la música, bailar, cantar. Me llamaba ‘mi reina’, siempre me decía que me amaba y me lo demostraba”, relató.
‘Yo desenterré a mi hijo’
Cecilia relató que luego de dos años de búsqueda, ella misma desenterró a Jesús Ramón, cuyos restos se encontraban en una fosa clandestina. “Yo misma desenterré a mi hijo. Fue algo terrible. Fue el 25 de noviembre de 2020, exactamente dos años después que lo viera por última vez.
“Cuando lo encontré, lo reconocí de inmediato. Una madre no se puede equivocar. Supe que era él por los brackets de sus dientes, por su muela del juicio y porque en su cráneo todavía tenía cabello. Su pelo castaño, con sus rulitos que no le gustaban y que siempre se peinaba con mucho gel para que no se le vieran. Después vi su ropa y comprobé que sí, que era mi niño”, dijo Cecilia al medio británico.
Las pruebas de ADN terminaron de comprobar lo que ella, desde su corazón, ya sabía. Durante seis horas le cantamos sus canciones, le tocamos música y bailamos. Así como él en alguna ocasión me había dicho, medio en broma, medio en serio, que quería que hiciéramos cuando muriera. “Ni en mis peores pesadillas hubiera podido imaginar que me lo iban a arrebatar así. Por eso quiero decirles a todos en México que no esperen a pasar por lo mismo que yo, que nosotras, las miles de madres que estamos así, no queremos que le pase a nadie más”, finalizó Cecilia.
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Foto de portada e interior de la nota: BBC.
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