Joachim Löw va por su 12 aniversario en la selección. ¡Viva la continuidad!, dirían unos. Y sí, de algo funcionó, pues desde haber acogido el Mundial hasta ganarlo en Brasil fue un proceso bastante largo. Pero eso se acabó y durante toda la fase preliminar, el equipo alemán, con todo y sus arietes teutones, no escapa la crítica.
La prensa alemana lo resume así en las últimas horas de este genial -para los mexicanos- 17 de junio: amarga derrota; sin ganas, sin suerte, sin valor; ¡qué humillación!; ahora hay que preocuparse (para el resto del Mundial). Titulares que normalmente veríamos de la Selección Mexicana. Pero ahora fue al revés.
El chihuahua mordió al pastor alemán. Por algún suprimido complejo de superioridad, los alemanes no se ven como pastores alemanes. Ni ven a los mexicanos como chihuahuas. Ellos veían en México, como en cada partido desde la Copa Confederaciones 2005 cuando Löw ya era partícipe del cuadro entrenador, a un rival fuerte, aguerrido, con ganas de ganar y con mucha táctica (algo que nunca reconoció la misma prensa mexicana). Pero Alemania siempre ganó. Esta vez Löw y sus jugadores habían dicho lo mismo, y ahora @MiSeleccionMX no les falló.
El equipo alemán está débil, cierto. Disputas internas, mala selección de jugadores, malas alineaciones. Y se autocritican por eso, pero lo destacado de esta noche fue que ninguna nota de prensa y ningún amigo alemán dejaron de decir “bien merecido”.
El grande reconoce, ante todo, a los grandes.
Yaotzin Botello
*Las columnas de opinión de CC News reflejan sólo el punto de vista del autor.