¡Totalmente merecido! Sí, ya era tiempo de que los debates cambiaran su formato. Pero y, ¿los candidatos? ¿Qué nos dijeron o qué intentaron decir con sus movimientos?
Hablemos de su lenguaje no verbal. Analicemos lo que en otros debates no pudimos ver…
La territorialidad, ¿qué es esto? Fácil, el espacio personal que cada uno de ellos contó. En este caso fue su lugar espacial, su atril y hasta su “periquera” (bastante inapropiada para dar una buena imagen, pero ese análisis es para otro día). El objetivo era ganar territorio, verse seguros y a la vez congruentes con un discurso inteligente y creíble.
Los candidatos debían salir de esta zona de confort para adueñarse o invadir espacios para nombrarse todo un “conquistador o ganador de la noche”, llámale como quieras…
La sonrisa de Ricardo Anaya detonó soberbia durante el debate, una acción para aminorar los ataques de los contrincantes. (Foto: Reuters)
Invasión territorial personal. Es aquella que se logra cuando te infiltras en el espacio de otra persona, sin avisarle. Caminando y hablando de manera natural hacia sus escuchas (público en vivo) y contrincantes como lo hicieron todos, exceptuando Manuel López Obrador, el cual se sintió más seguro en su lugar y sólo caminando apenas para salir de su zona.
Lástima señor López Obrador, dejó pasar la oportunidad de invadir territorio invasor y hasta contaminar el área de sus contrincantes con su presencia o dejándole papelería como lo hicieron con usted…
Durante el segundo debate, AMLO prefirió quedarse en su zona de confort y no acercarse a otros candidatos. (Foto: Reuters)
Invasión territorial-visual. Esta se logra con la mirada, te la pueden sostener (seguro de sí mismo) o no (inseguro y/o dudoso). Esta se realiza cuando una persona no deja de mirar a otra. Cuando simplemente le hablan con la vista.
Esta es un arma de dos filos, porque el no mirar al interlocutor denota falta de interés y mirar al contrincante por mucho tiempo puede volverse incómodo y desesperante para ambos lados, además en un debate no se llega a nada porque hay un tiempo de réplica y contrarréplica, cada participante regresa a su lugar y no hay ganadores; sin embargo, mirar con atención a cada pregunta es un acierto, como lo hizo José Antonio Meade al escuchar las preguntas de los moderadores; actitud que no vimos en Ricardo Anaya, cuando al preguntarle sobre narcotráfico sonreía… demasiada seguridad que en ocasiones se puede leer como soberbia, esta actitud no suma.
La mirada y expresión de Meade fueron de sinceridad y una escucha atenta, tanto a los moderadores como al público presente. (Foto: Reuters)
Invasión territorial sorpresiva. Es cuando una persona se acerca a ti sin aviso. Desconcentrar al enemigo es también parte de las acciones defensivas de un candidato y son totalmente válidas. El ejemplo claro fue el de Jaime Rodríguez “El Bronco”, al pedir que se dieran un abrazo sus contrincantes e irrumpir con su demanda en papel hacia Manuel López Obrador para firmar las prerrogativas dadas por el INE a los candidatos. Vuelve a romper todo protocolo no verbal. ¡Bien por el Bronco!
El Bronco logró romper los protocolos y hacer que sus adversarios hicieran caso a sus peticiones. (Foto: Reuters)
Ahora sólo dejemos pasar el tiempo y esperemos el siguiente debate. ¡Sentados, por favor! Que podemos cansarnos, bajar los hombros, caminar lento y no subir la mirada, que son acciones que envían un mensaje de aburrimiento, falta de interés y de pocos amigos y eso, nunca entre nosotros.
Por: Gisela Méndez
*Las columnas de opinión de CC News reflejan sólo el punto de vista del autor.