Mordidas, rasguños y heridas por los escombros, estas fueron las marcas que todavía lleva en la piel José Sepúlveda tras salvar a 36 perros que perdieron sus hogares durante el pasado sismo del 19 de septiembre.
Como entrenador de perros con 13 años de experiencia, José tiene una huella en el corazón que jamás olvidará. Esa marca fue impresa por Julgencio, un can que observó morir a sus dueños cuando su hogar colapsó en las cercanía del Parque España, en la colonia Condesa.
Julgencio vio morir a sus dueños
Atrapado, sin agua y traumatizado por el olor a muerto, Julgencio lloró y aulló toda la tarde entre los escombros sin poder moverse, hasta que José logró rescatarlo.
Cuando lo saqué me mordió las manos, pero logré rehabilitarlo. Yo me convertí en su nueva familia.
Julgencio fue un perro que superó el trauma de perder a su familia en el sismo. (Foto: Cortesía)
Su pelaje era rubio, su lengua cariñosa y su estatura mediana. Su vida encontró un nuevo sentido junto a José, sin embargo, la relación duró poco, porque Julgencio falleció debido a los problemas renales que provocó estar atrapado entre las ruinas de su anterior hogar.
Lo llevo en mi corazón. Lamentablemente, sufrió problemas hepáticos y falleció. Pero, en vida, hicimos todo para apoyarlo.
La historia de Julgencio es una, entre muchas, de mascotas que perdieron el rumbo de su hogar o quedaron atrapados en edificios pero lograron reencontrarse con sus familias o llegaron a un nuevo hogar gracias al apoyo de entrenadores, veterinarios y brigadistas.
Julgencio fue en vida un perro que logró rehabilitarse tras perder a su familia en el sismo. (Foto: Cortesía)
El rescatador de perros
En entrevista para Cultura Colectiva News, José recordó su experiencia cuando el sismo de magnitud 7.1 en la escala de Richter impactó el centro y sur mexicanos.
Ese martes, José trabajó en el centro canino Entrekan que se ubicaba en la carretera federal México-Cuernavaca.
No dimensionamos la magnitud porque estábamos en la carretera federal a Cuernavaca. No lo sentimos tan fuerte, pero cuando tomamos Viaducto Tlalpan nos dimos cuenta del caos, fue muy parecido al del 85, fue devastador.
Tras el terremoto, familias fueron al centro canino para adoptar o reencontrarse con sus mascotas perdidas. (Foto: Cortesía)
Tras el movimiento telúrico, varios clientes llamaron al personal de Entrekan para entregar a las mascotas, sin embargo, otros desconocidos se acercaron a su camión para donar a perros en estado de crisis nerviosa o que fueron salvados de algunas estructuras.
Todo fue efecto de casualidad o tal vez causalidad, íbamos en ruta para entregar a los perros, pero la gente nos regaló comida para mascotas, siendo que no somos un albergue. Varias personas rescataron a los perros de los escombros.
Al instante, José y sus compañeros ayudaron a los canes. Lo primero fue acercarse con los brigadistas y ofrecer la experiencia como entrenador para apoyar al rescate de las mascotas.
Al menos 36 perros fueron rescatados, y todos llegaron a un hogar conocido o nuevo. (Foto: Cortesía)
Llegaron traumatizados
Varios perros estaban traumatizados. “Era un proceso normal por un susto tan grande, muchos no se dejaban agarrar y hasta nos mordieron. Estaban afectados, y había que recuperarlos de alguna u otra forma”, dijo.
Rescatar a un perro atrapado entre los escombros fue una tarea difícil, pero la experiencia de José como entrenador aunada a la ayuda de los brigadistas fue fundamental para salvar vidas.
Con las indicaciones de los militares logramos salvar a varios animales, desde perros hasta loros. Pero nosotros nos concentramos en llevar a los perros a nuestro centro canino.
Actualmente, José trabaja en educar perros para evitar sean sacrificados por un mal comportamiento. (Foto: Cortesía)
Dar indicaciones a un perro para sacarlo de los escombros fue mediante confianza y respeto.
Los sacamos con comida, premios y en algunos casos metimos correas, porque no es lo mismo entrenar a un perro en situación normal a uno traumatizado. Fuimos a apoyar en el Multifamiliar de Tlalpan, la colonia Roma, Condesa y varias casas de la Cuauhtémoc.
Después de concentrar a 36 perros, comenzó la tarea más complicada: encontrar a sus dueños o buscar nuevos hogares. Del total de mascotas, al menos 16 recuperaron sus hogares y el resto fueron adoptados.
El albergue sigue en pie
Hoy el centro canino se encuentra cerrado por diferentes situaciones, pero José tiene un nuevo proyecto de nombre Patita de Can, el cual consiste en educar a perros y evitar sean sacrificados.
La mayor lección del sismo fue nunca darse por vencido, siempre hay que luchar. Aunque ya no tengo el centro canino, los sigo ayudando con educación y correcciones para que los perros no sean sacrificados. Búsquen un entrenador calificado para que los perros sean parte de la familia, y no una carga que va de mano en mano.
Estos son los testimonios #AUnAño19S, una serie de historias sobre las personas que apoyaron durante el pasado sismo del 19 de septiembre.
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