A nadie le causa conflicto ver a alguien caminando con una gorra Nike y una camiseta Polo, tampoco pasa nada si una persona se pone unos tenis Reebok con una chaqueta Banana Republic; sin embargo, existe una combinación que causa escozor, intriga e incomodidad: Adidas y Puma.
Esa unión no debería existir jamás, o al menos eso pensaban los creadores de ambas marcas, quienes tienen en común algo más que el nicho al que dirigen sus compañías: la sangre.
Adolf y Rudolf Dassler eran dos hermanos, hijos de un zapatero en una localidad alemana. La familia vivía bien con dos negocios familiares, una zapatera y una lavandería a cargo de la madre. Sin embargo, no encontraban la prosperidad que anhelaban. Los hermanos, que en total eran 4, se unieron a los negocios. Así y gracias a que en el pueblo se corría la voz de sus habilidades zapateras, el equipo nacional de atletismo contrató sus servicios para la confección de tenis y pantuflas.
Para entonces, el deporte era una de las grandes apuestas de Hitler para esparcir la raza aria, así que era, por ende, una gran oportunidad para cualquier tipo de negocio que tuviera que ver con el partido gobernante. Así que, entre dudas y temor, se unieron a ellos para también combatir en el campo. Adolf, el mayor y a quien apodaban Adi, era un artista, creativo y emprendedor, mientras que Rudolf solía llevarse bien con todos, por lo que su labor en las relaciones públicas era excepcional.
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La rivalidad comenzaba gracias a Hitler
Adi se negaba a las ideas nazis, mientras que Rudolf lo veía más como una oportunidad de expandir su creciente empresa, misma que era el orgullo de su padre y, a decir verdad, sustento del resto de la familia. Pero como en toda Alemania, sus desiciones sobraban, ya que el partido Nazi utilizó a fuerza el taller de los hermanos como un lugar dedicado a guardar tanques y lanzamisiles. Gracias a eso, al finalizar la guerra, sus ganancias bajaron.
Mientras que Rudolf ideaba un plan para mentir respecto a sus creencias y decir que todo era un juego, Adi estaba completamente dispuesto a negar todo culpando a su hermano, el verdadero militante nazi.
Y en efecto, así ocurrió. Los sometieron a un juicio en el que las investigaciones aseguraban que gracias a la Segunda Guerra Mundial, su empresa se consolidó; pero también hallaron que el más involucrado en las relaciones con el partido nazi era Rudolf, mientras que Adi sólo quería vivir. Ante ello, los hermanos Dassler pelearon y decidieron romper su unión alejándose entre sí y por consiguiente, dividieron al resto de la familia.
El nacimiento de las dos marcas más importantes del deporte
Con un Rudolf bastante enojado y un Adi muy sensible respeto a lo ocurrido, nacieron Puma de Rudolf y Adidas de Adolf. El nombre de la primera era, originalmente, RUDA, por la unión del nombre del creador, pero la modificó al nombre del animal en mayúsculas debido a que es un felino temido. Por otra parte, Adidas nació de la unión del nombre de Adolf con su apellido, pero usó su apodo en lugar del nombre real.
Entonces, llegó la primera batalla en el mundial de futbol de Suiza en 1954. La selección alemana requería de los servicios de alguno de los hermanos, pero Rudolf se negó, así que fue la gran oportunidad para Adi, quien desarrolló materiales para evitar resbalarse en el lluvia. El primer partido de la selección alemana fue contra Hungría en medio de una tormenta y, en efecto, ganaron por la resistencia de los tacos. Así que su fama creció tan pronto como pudo.
Puma, por otro lado, continuó creando ropa y tenis que más bien servían para el día a día con la comodidad que poseían, posicionando su marca tan alta como la de su hermano. Fue en los juegos olímpicos de México en 1968 que ambos se declararon oficialmente la guerra. Ya con hijos mayores, Adi y su heredero Horst bloquearon cargamentos de Puma haciendo que nunca llegaran a México. Pero en ese viaje casi frustrante, Armin, hijo de Rudolf consiguió que Pelé fuera el embajador de su marca.
Ya no era una simple rivalidad de hermanos, era una guerra sucia
Ambos hablaban mal y se burlaban del otro. Desprestigiaban sus marcas y se pelaban por los embajadores, mismos que siempre se encontraban en predicamento, puesto que era complicado elegir entre las dos compañías deportivas más importantes del mundo. Sí, para entonces, ya lo eran.
De este modo y peleando por todo, el 6 de septiembre de 1976, Rudolf Dassler falleció. Adolf, ante semejante hecho, solo emitió un comunicado que decía «Por razones de piedad humana, la familia de Adolf Dassler no hará comentario alguno sobre la muerte de Rudolf Dassler». Sin más.
Apenas cuatro años después, Adi falleció también y como era tradición, fue llevado al cementerio familiar, pero muy lejos de la tumba de su hermano. Así, los herederos vendieron las compañías. Adidas al francés Bernard Tapie y Puma a PPR, también de origen galo. Hasta el momento, el único miembro de los Dassler que vive involucrado en el negocio de la ropa deportiva es Frank Dassler, el nieto de Rudolf, quien trabajó hasta enero de 2018 con el desarrollo de la marca de su tío rival: Adidas.
Así, con una fuerte rivalidad entre hermanos, nacieron dos de las marcas más importantes del mundo, las cuales han adoptado otros productos como suyos. Ambas son parte de pasarelas y las top models más importantes se eacargan de llevar los productos a lugares inimaginables. Pero, ¿habrá valido la pena la división familiar? Nunca lo sabremos.