Este artículo fue originalmente publicado el 4 de septiembre del 2018.
Con una carrera llena de números uno en singles, cameos en el cine, el reconocimiento de ser la primera mujer afroamericana en recibir el título de Songwriter of the Year por el ASCAP, numerosos premios Grammy, dos shows de alto impacto en la historia del Super Bowl, un marido que es sinónimo de poder en la industria y una línea de sangre que la hace prima vigésimo quinta en primer grado de la Reina de Inglaterra, ¿qué más podría faltar en la bio de Beyoncé? She has everything. Especialmente estilo; y por ello, en su cumpleaños número 39, recordamos su evolución estética y los impactos que ésta ha tenido en el mundo.
En el 2000 Beyoncé y las reminiscencias del R&B de los 90 eran un solo cuerpo.
Ella y las Destiny’s Child eran esa mezcla intercultural que el nuevo milenio esperaba.
Sí, hubo un tiempo de confusión en su trayectoria, pero de alguna manera, siempre logró verse mejor que muchas.
Aún con esto…
Glow total en 2004.
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Sin duda, este Versace fue un parteaguas en la imagen de la diva.
En 2007, más allá del look urbano que utilizaba para campañas y videoclips, el glam se dejaba ver ya en el guardarropa de Queen B.
Pero no fue hasta tres años después que la imagen de Beyoncé se consolidaría como un tótem de sofisticación y sensualidad.
Comenzada la nueva segunda década de los 2000, incluso su street style cambió de formato.
¡Givenchy, baby!
Para 2014, B ya era toda una maestra en su cuenta de Instagram y sus outfits comenzaron a volar la cabeza de muchos en el mundo.
Ese mismo año nos demostró cómo hacer de un bob algo extraordinario.
Poco a poco su interés por la alta costura y las prendas realmente propositiva se dejó ver en las alfombras a donde acudía.
Así mismo, su revisión a las tradiciones e visibilidades que juegan alrededor de la identidad africana en América era más notoria.
“Más es más”… Y en este diseño de la firma Cavalli, B explica detalladamente cómo se logra eso.
Beyoncé siendo la virgen contemporánea del planeta.
Una revolución en sí misma y portavoz de las nuevas experiencias de la belleza. Beyoncé en la portada para septiembre 2018 de Vogue US es, nuevamente, un ante y un después de lo femenino hecho imagen.
Beyoncé, de una mujer extremadamente atravesada por las influencias estéticas de la ciudad, hasta un ícono del pop que usaba lencería y elementos de referencia bélica para representar su etapa de feminine empowerment, se coloca hoy como una persona que asombra con cualquiera de sus decisiones de estilo, cada vez más relacionadas con un estilo de vida y una opinión política que deja muy en claro.