Sabes cuando un cinturón es Gucci por la hebilla enorme, reconoces la C entrelazada con otra C para formar el logotipo de Chanel y reconoces enseguida al “osito” de Tous, pero, ¿qué ocurre cuando una marca decide darse a conocer por sus diseños, texturas y estructuras más allá de letras o dibujos?
Se convierte en sinónimo de elegancia, formalidad y exclusividad.
Estas características no son tan accesibles ni fáciles de entender. Es por ello que existen pocas casas de moda tan comprometidas con su historia, que son capaces de mantener un sello particular que sea difícil de descifrar y al mismo tiempo tan familiar, que enseguida llegue su nombre a la mente. Una de esas marcas es, sin duda, Bottega Veneta.
La marca italiana tiene una historia algo caótica, pero eso es lo que necesitaba para pasar de ser aquella casa dedicada al trenzado artesanal, a la maravillosa y exclusiva firma elegante que es en la actualidad. Sus creadores querían promover la artesanía italiana que se basa en tejidos de piel trenzada perfectamente. Esto con la finalidad de emplear artesanos y darle eternidad a un trabajo tan importante.
Michele Taddei y Renzo Zengiaro son los responsables de que la marca viera la luz con algunos productos en 1966; no obstante, la asociación se terminó cuando Taddei se divorció y Laura, su exesposa, asumió toda la responsabilidad. Misma que se mantuvo intacta durante los 70 y 80. En aquellos años, Bottega Veneta crecía gradualmente con joyería y muebles, pero con una sola característica: el intercciato, es decir, EL TEJIDO
La marca creció tanto que era conocida como “la marca sin logo”, ya que su eslogan dictaba «When your own initials are enough» y en efecto, el tejido era suficiente. Su fama y éxito iban en aumento. Tanto, que se convirtió en la marca favorita de celebs como Andy Warhol o Jackie Kennedy. Incluso, el artista hizo un cortometraje para la marca.
En las décadas siguientes, el tejido seguía siendo tendencia en ropa y accesorios, así como en objetos más dirigidos al arte plástico. Pero había una fascinación casi exagerada por los logotipos, los colores y las líneas gruesas en la cultura pop. Si bien Bottega Veneta no era una marca que encajara en esas líneas, quiso incorporarse e incluyó sus insignias en las prendas. Error.
Los clientes asiduos de la simpleza y tradición de Italia reflejados en Bottega Veneta huyeron de la marca, luego de ver cómo esa sencillez, sinónimo de elegancia, se alejaba para convertirse en una marca más. Por ello, en 1998 los fundadores de la marca pusieron al frente del diseño a Giles Deacon, quien tuvo la responsabilidad de sacar a flote la marca regresando a lo fundamental.
Pero Deacon lo llevó un paso más lejos; no sólo le devolvió la imagen limpia y depurada, sino que dejó todo listo para que se convirtiera en una insignia minimalista. Luego de tres años al mando, en 2001, el grupo Gucci —hoy Kering— adquirió Bottega Veneta y cambió al director creativo por Tomas Maier, quien sorteó las críticas negativas por usar pieles y regresó al minimalismo más puro. Ese mismo que BV siempre tuvo como característica, pero que rara vez se atrevía a decir.
Desde entonces, la visión creativa de Maier y la experiencia que dejó Deacon han hecho de la casa una de las más importantes y, ahora, cuenta con colecciones deportivas, casuales y joyería. Todo ello para hombre y mujer, incursionando en el masculino en 2015. A este plan le secundó un único desfile masculino-femenino para verano 2017, mismo que marcó aún más el minimalismo de la marca.
Para la última campaña (prefall 2019), BV optó por el minimalismo a su máxima expresión. Con base en simetrías, colores simples y complementos igualmente sencillos, la marca se manifiesta como un verdadero y fiel representante de la corriente. Gracias a esta campaña diseñada por Daniel Lee, quien fuera anunciado como director creativo a mediados de 2018, la línea de ropa se vio completamente influenciada por la simpleza.
Hoy, Bottega Veneta es sinónimo de simplicidad y al mismo tiempo, complejidad. Es una marca preocupada por el futuro de las tradiciones y la forma de conservarlas. Es por esto mismo que en verano de 2006 se creó la Scuolla della Palleteria, para formar artesanos que trabajen en BV y mantengan viva la tradición; ahora con una visión distinta y enfocada en la Moda, sin dejar atrás su característico estilo de sofisticada sencillez. Gracias al minimalismo, Bottega Veneta está en el ojo público.
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