De CÉLINE a CELINE: ¿En dónde quedó el acento?

De CÉLINE a CELINE: ¿En dónde quedó el acento?

De CÉLINE a CELINE: ¿En dónde quedó el acento?

Una vuelta a los básicos. A lo clásico. Así se ha caracterizado este 2018 cuando, en una suerte de ola nostálgica, las firmas de alta costura y las casas más reconocidas de Moda se han sumado a la tendencia de revisitar el pasado y ponerlo a dialogar con un presente que, al parecer, necesita un poco más de refresh histórico. En esta ocasión, CÉLINE –un sello caracterizado por la sofisticación y el auténtico espíritu parisino del Siglo XX– publicó en su cuenta de Instagram una “evolución” estética en su logo.

¿El cambio? Simple, pero contundente: el acento ortográfico ha desaparecido. ¿A dónde fue? Al baúl de los recuerdos y de las vistas más simples. Aunque muchos asocian este sencillo logotipo con su identidad de los años sesenta, cuando muchas marcas jugaban con la arquitectura de sus etiquetas en concordancia con su necesidad por hallar el espíritu verdadero del prêt-à-porter, la realidad es otra.

Su tipografía está de hecho inspirada en los años 30 y fue recobrada del contexto histórico en que nació la firma francesa. A su vez, esta estructura es un signo de modernidad revitalizada y una respuesta a las necesidades de simplicidad y equilibrio que requiere hoy CELINE. A pesar de que la pronunciación no cambia en absoluto –obviamente–, el logotipo busca no fragmentarse y ser mucho más uniforme de esta manera.

Con pequeños cambios, un poco de aire extra entre sus letras y un sello de origen dentro de sus embalajes –Paris–, la etiqueta de CELINE sufre ciertas modificaciones que obedecen también a la transformación interna que atraviesa la marca. Reforma de la cual muchas clientas y seguidores no están del todo seguros. Tras la llegada de Hedi Slimane en sustitución de Phoebe Philo para la dirección creativa de la marca, la pregunta por el coeur femenino y narrativo de CELINE no deja de resonar.

Bajo la promesa de que con el exdirector de SAINT LAURENT las ventas se triplicarán, se mostrará una colección masculina entre sus propuestas y se apostará por el haute couture, el temor de que éste rompa la esencia de CELINE con apuestas hacia el rock, el sexo, la juventud y demás irrupciones está latente. Al parecer, a LVMH –conglomerado dueño de la firma– no le importa perder algunos clientes; sabe perfectamente que Slimane es un genio de los negocios y que, con él, es muy probable que CELINE alcance niveles insospechados.

La tilde se fue de la identidad gráfica, y con éste, se fue el acento que quizá no permitió por bastante tiempo que la firma se exponenciara. Philo fue grande, pero es tiempo de evolucionar. Demos tiempo al tiempo y veamos qué trae Hedi Slimane entre manos. Seguro, sus signos de puntuación serán otros.

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