Ni los consejos que te daba tu padre –como estirar los brazos al frente– ni los mitos que aprendiste en ciertas escenas del cine –como que prácticamente cosen las telas sobre tu piel– te servirán del todo (o casi nada) al elegir un traje en la sastrería. Salir de compras y enfrentarte a la adquisición de una prenda formal tan exquisita pero tan complicada como es ésta, y que a su vez se compone de dos o tres piezas y un complejo sinnúmero de detalles que lograrán su éxito o fracaso al ser portada es una tarea masculina que se puede convertir en un total terror. Quien haya dicho alguna vez que ser hombre implicaba un shopping sencillo y fugaz es porque jamás ha experimentado el embrollo de ser un caballero al vestir.
Viejas fábulas y nulos conocimientos sobre cómo entender al cuerpo propio, las situaciones que se presentan en la vida diaria de un hombre y los diversos momentos que un solo escenario suscita hacen que elijamos sacos tan rígidos o grandes que bien podrían pertenecer a Frankenstein, pantalones que parecen finas pijamas y chalecos que sólo usaría un personaje cliché de Oriente. Lamentablemente, muchos hemos recibido las peores enseñanzas o las más tristes lecciones para vestir una prenda que se supone nos define tanto género como en carácter profesional. En resumen, equivocaciones y malentendidos nos han llevado a lucir la peor versión de nosotros en cortes sastre.
¿Cómo aliviar esos traspiés? ¿Qué considerar para ahora sí hacerlo bien? ¿Cómo saber si hemos hecho las mejores elecciones?
Las hombreras del saco no deben sobresalir de manera exagerada, simplemente deben realzar los hombres.
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El saco debe cerrar sin problemas. No debe ser ni muy ancho ni muy estrecho; entonces las siluetas slim fit o de cortes muy ajustados deben ser usadas con cuidado con base en nuestra fisonomía. Un corte recto es siempre un clásico y el más favorecedor.
Si has elegido un saco de tres botones cuida que los dos primero sean capaces de cerrar.
En caso de tener sólo dos botones, vigila que el primero cierre. Si nada más hay uno, también asegúrate de que éste cierre a la perfección.
Para los hombres de pequeña estatura resultan desfavorables los sacos de tres botones; contrario a los de estatura media o gran altura que pueden elegir cualquier opción. Sin embargo, el de dos botones es un estándar que a todos acomoda.
La mayoría de los sacos tienen aberturas en la parte trasera; una o dos, en realidad. No es algo obligatorio, pero se sugiere usar la abertura central cuando se trata de una prenda con fines formales, y el de aberturas laterales para trajes que se dispongan a eventos casuales.
La caída del pantalón debe ser suave y de un solo pliegue. No deben ser muy cortos –a menos que ése sea el propósito y se asuma el riesgo– y mucho menos tan largos como para que se arruguen sobre el calzado.
Las pinzas –esos pliegues que se encuentran al frente del pantalón justo debajo del abdomen y entre los bolsillos y la cremallera– no son nada favorables para hombres de complexión robusta.
Esos mencionados dobleces, de hecho, se han dejado de usar ante la llegada de tendencias más slim y piernas de pitillo; no obstante, siempre lucen más formales y debe recurrirse a ellos si se pretende esa apariencia. Además de que contribuyen a una mayor comodidad al sentarse o moverse.
Prueba varias tallas de pantalón lo más cercanas a la que utilizas en tus jeans. No te aferres a la idea de ser exactamente la misma medida.
Opta por colores neutros y combinables; el negro, azul marino y gris jamás pasan de moda y son muy versátiles.
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Por último, hallar el traje perfecto y ready to wear es prácticamente imposible. Por lo tanto, considera adquirir el que más se acerque a tus medidas y consigue un buen sastre que sea capaz de hacer los ajustes necesarios. Esto es en absoluto para todo hombre, sea musculoso, delgado, robusto, alto o bajo; nadie quiere ver a un sujeto que parece salchichón o un niño con el traje de su papá. Además, puedes arriesgarte a estas 7 formas de usar un traje con tus tenis favoritos o incluso replantear todo y analizar estos 5 looks formales que puedes usar sin gastar en un traje.