Cada que hablamos de inteligencia al comprar y al vestir pareciera que estamos a punto de ofender a alguien. Que sólo nos inclinamos a favor de ciertas prácticas económicas y monetarias para decir con estruendo: «¡Tú! Quien gasta como si no hubiera un mañana y eres torpe para ir de shopping, ¡muere en las llamas de la ignorancia!».
Y pues no. El punto de tener un clóset inteligente o de perseguir un smart wardrobe, es que conjugues en balance todo eso que te gusta de la moda y de la indumentaria, aquello que te brindará estabilidad en tus finanzas y, a la vez, te dará la oportunidad de perder la cabeza con tus tiendas o diseñadores favoritos. Todo en su justa medida.
Porque, sí, hay que meterle cerebro y matemáticas a nuestra pasión, pero también un poco de arrebato, energía y creatividad. Si no, ¡qué aburrido sería vestir!
El asunto está en que, cada vez que te encuentres a punto de adquirir una nueva prenda, recapacites en las siguientes preguntas –en este preciso orden– y tomes una sólida decisión…
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¿La calidad de esta pieza me asegura que la tendré más de un año o dos?
¿Esto se ha manufacturado lo más dedicadamente posible?
¿Usaré esto más de tres veces durante la temporada?
¿Esta prenda representa mi carácter y va acorde con mi personalidad?
¿Es una pieza statement que hablará por sí sola y no necesitaré de otra inversión para lucirla?
¿Este impulso cuida el futuro cercano de mi cartera?
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Ahora, con estas cuestiones en la cabeza, cuida que en tu guardarropa existan los siguientes ítems y todos, absolutamente todos, cumplan con un sí por respuesta, además de una compleja y realmente afectiva justificación. Porque no todo se trata de dinero; también debemos tomar en cuenta si tus prendas te hacen sentir extrema comodidad, fuerza, seguridad, cariño, poder y emoción. Influye muchísimo quién te las haya regalado, si son parte de algún power look para tus días difíciles o si te recuerdan algún momento importante de tu vida. Así que, agudiza la mirada y pon atención en…
1 blazer
1 camisa formal que pueda unirse con un par de jeans
1 playera básica
1 falda o 1 pantalón sartorial
1 abrigo que te haga sentir como en el Londres de Turner
1 chaleco o 1 suéter clásico que vaya con todo
1 zapatos que te hagan dar pasos siempre seguros
1 prenda tan especial que, sin importar su diseño, sus colores o su estructura, no haya días en que no quieras ponértela
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Con este mínimo de prendas no habrá falla. Tendrás la base de tu clóset, un muy buen punto desde dónde partir y los elementos suficientes para construir tus outfits temporada tras temporada. Porque recuerda, no es la cantidad de ropa que tienes, el número de veces que puedes no repetir un atuendo, ni la lealtad que tienes ante las tendencias; lo que importa es que todo obedezca a tus posibilidades y a tu estilo. Que tengas un buen mix entre calidad, diseño y amor por tu vestimenta; no sólo un montón de tela que acabará en la basura y nunca dirá nada de ti.